El usuario de Twitter y la normalidad

Pablo Llensa pone en foco en esta nota de opinión el funcionamiento de la inmediatez comunicativa de Twitter y lo vincula con el fenómeno Coldplay en Argentina, como mensajes a la dirigencia.

Pablo Llensa

En nuestro país se produce un fenómeno extraño. La clase dirigencial y-o política gobierna, comunica, se opone, se pelea, discute en redes sociales. La red favorita es Twitter de tal manera que los medios de comunicación de alcance nacional tienen equipos de periodistas en cámara para analizar los diferentes Tweets. Desconoce quien escribe esta nota si en otros lugares del mundo se produce el mismo fenómeno. El nuevo propietario, Elon Musk promete cambios importantes y una democratización de la plataforma, veremos cómo impacta en nuestros dirigentes vernáculos.

Sin embargo, se pueden encontrar cosas interesantes, hace poco tiempo atrás navegando por la red me encuentro con la pregunta de un usuario de Buenos Aires que decía: ¿cómo será vivir en un país normal? La verdad que me dejó pensando y me surgieron otras preguntas; ¿qué es lo considerado normal?, ¿cuáles son los criterios para determinar la normalidad o no?

Una de las cosas que siempre me produce la realidad social que nos circunda es que para buscar explicaciones hay que empezar remontándose a los autores más primigenios y de allí empezar a avanzar.

Émile Durkheim uno de los padres fundadores de la Sociología fue el primero en abordar esta temática. Veamos que nos decía: Lo normal, la normalidad, lo normativo, son conceptos que hemos creado para tratar de definir el conjunto de normas que regulan nuestra convivencia, el comportamiento de las mayorías, los lugares comunes, la lógica de nuestra sociedad.

Es decir, son conceptos que hemos creado arbitrariamente y que tienen que ver justamente con la lógica de funcionamiento de la sociedad en la que vivimos.

"Así, pues, un hecho social sólo puede ser llamado normal en una especie social determinada en relación con una fase igualmente determinada de su desarrollo

Malas noticias entonces para nuestro usuario preguntón de la red social Twitter, es decir para nosotros en este momento en nuestra fase de desarrollo la normalidad es justamente esta. Si lo normal como diferencia de lo patológico es lo que está dado por la generalidad de las cosas en una sociedad, en un lugar y momento determinado nuestra normalidad es por ejemplo que el dirigente en campaña promete una cosa y en el gobierno hace otra, también puede ser que el gobernante no se haga cargo de las problemáticas y culpar a otros.

También analicemos qué papel juegan es todo esto los ciudadanos. Un pequeño negocio que realiza una venta y no emite factura, nadie reclama, en la parada de colectivo un pasajero tira una botella de plástico a la acequia por que el sesto queda lejos, en la noche cruzo el semáforo en rojo si total no viene nadie. En definitiva, nuestra normalidad.

Avancemos en el tiempo, vamos a la década de los 70, Jack H. Curtis, Psicólogo Social de Queens, Nueva York planteaba lo siguiente: Se define el concepto de normalidad como la situación en donde la mayoría de los casos se agrupan alrededor de una media estadística; la tendencia hacia los extremos de la media sería lo catalogado como anormal.

Empeoran las noticias para nuestro usuario de la red del gorjeo que vive en la capital del país. Si el 90 por ciento de los días del año las avenidas principales se encuentran cortadas por piquetes, marchas, manifestaciones, etc. Entonces lo anormal sería encontrar una calle habilitada para circular. Otro ejemplo que se podría mencionar de anormalidad sería ir a un supermercado y encontrar que los precios de los productos no han aumentado. Nuestra normalidad.

Al final de cuentas somos todos normales.

El fenómeno Coldplay

Hace pocos días terminó una serie de diez recitales de la banda británica Coldplay batiendo todos los récords registrados hasta la fecha, más de medio millón de personas pasaron por la cancha de River Plate para ver el espectáculo. ¿Por qué se produjo este fenómeno? ¿Qué es lo atractivo?

Para responder a esta pregunta debemos indagar acerca de cuál es el mensaje que transmite la banda y de qué manera interactúa con el espectador. Lo primero que llama la atención es el líder de la banda Chris Martin, un inglés que habla muy bien el español, de hecho, se le entiende mucho mejor que a muchos de nuestros fenómenos locales.

El show empieza a las 21.15 en punto y finaliza a las 23.15 con precisión, al inicio se proyecta un video en las pantallas del estadio donde se muestra los trabajos que realizan a través de distintas fundaciones y organizaciones como Global Citizen invitados a hacer una gira con ellos y crear conciencia en sus conciertos. El 10 % de todas las ganancias de la banda son donadas para realizar acciones en todo el mundo. Compraron embarcaciones para limpiar los ríos contaminados en Malasia, otras para limpiar el fondo del océano en Escocia, financian proyectos de agricultura en África para combatir el hambre y luchar contra la desertificación entre otros proyectos.

De acuerdo a los objetivos propuestos por la banda, la gira tiene como una de sus misiones llegar a "alimentar el show en su totalidad con energía renovable de muy bajas emisiones, con instalaciones solares en cada lugar, aceite de cocina usado, un piso de estadio cinético y bicicletas cinéticas donde pedalean por turno los espectadores y recargan las baterías que se utilizarán en el próximo Show.

Todo el material es reciclable, los vasos, botellas y fundamentalmente las famosas pulseras que emiten luces de colores las cuales deben ser devueltas a la salida del estadio. La propia banda lleva una estadística mundial sobre la devolución de las mismas siendo Argentina con el 94 % el país que lidera el Ranking. Cuando la propuesta es buena la respuesta es en el mismo sentido.

Así mismo Martin expresó su preocupación por la Guerra en Ucrania y remarcó la situación de las mujeres en Irán. Tuvo que venir un extranjero a decirlo en Argentina.

En definitiva, orden, progreso, puntualidad, seriedad, compromiso con el medio ambiente, toma de conciencia sobre el hambre y los derechos humanos, mensajes claros y directos, inversión en proyectos productivos y sustentables. Un mensaje de superación y buena onda. Es decir, todo lo que nos está faltando.

Deberá la clase dirigente tomar nota del mensaje que le envió la sociedad argentina que encontró en una banda extranjera lo que probablemente esté buscando y no encuentra por estas latitudes.

EL AUTOR. Pablo Llensa es licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades con mención en Teoría Social, posgrado en Auditoría y control del sector público. Coordinador del área sanitaria San Martín del Ministerio de Salud y Deportes.

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