Chile, fútbol, barrabravas y violencia: las alertas de un exfuncionario

Felipe Harboe fue subsecretario de Interior en Chile y es experto en temas de seguridad. Tras repasar hechos delictuales ocurridos en estadios de su país, advierte sobre qué se está haciendo mal al respecto.

Felipe Harboe fue congresista, exsubsecretario del Interior en Chile e investigador Cescro Universidad San Sebastián. Ha tenido a su cargo las políticas de seguridad en su país y recientemente analizó en una columna publicada por el diario La Tercera la violencia en el fútbol.


Drogas y un hincha de Colo Colo devuelto a Chile en los controles de Gendarmería

Empezó recordando los sucesos conmocionantes de diciembre de 2001, cuando hubo un acuchillado entre barras de Colo-Colo. "Luego, en 2004, en presencia del presidente Eduardo Frei, integrantes de la llamada Garra Blanca quemaron los tablones de la gradería norte del Estadio Nacional", recordó.

Repasó que "frente a cada evento se anunciaron modificaciones legales, endurecimiento de medidas, cambio de actitud de dirigentes, de la ANFP (la AFA chilena), de los clubes deportivos... y aquí estamos", dijo. 

"Veinte años más tarde, las autoridades, leyes, mandos policiales y protagonistas de los delitos han cambiado, pero las consecuencias siguen siendo las mismas. La quema del memorial de los detenidos desaparecidos y las butacas del Estadio Nacional a manos de delincuentes denotan que no hemos avanzado lo suficiente en garantizar la seguridad en los recintos deportivos", insistió Harboe.

La humanización de los delitos en el deporte

El experto chileno indicó que la falla se registra en varios aspectos, pero que el principal es "la frivolidad para enfrentar este verdadero flagelo criminal de parte de autoridades y dirigentes deportivos". 

Así refleja la TV chilena el ingreso de hinchas de Colo Colo a Mendoza

En ese sentido advirtió sobre algo que de este lado de la cordillera de los Andes también sirve como análisis: "Se reduce un fenómeno delictual llamando 'incidentes' a delitos; humanizando a sus autores denominándolos 'hinchas' y no delincuentes, y se justifican los delitos en razón de la 'pasión'". 

Al respecto, Harboe indicó que "el lenguaje muchas veces condiciona las acciones".

Por ello sostuvo una diferenciación que termina siendo de sentido común, pero crucial, y que no se hace (tarea, también, para los periodistas): "Al hincha hay que defenderlo, al delincuente condenarlo". 

"Para ello -dijo el especialista chileno- se requiere de sistemas de información y análisis que permitan distinguir entre unos y otros. En algunos casos se trata de organizaciones que, de hecho, operan más allá del estadio. Por ello, cualquier estrategia supone autoridades y funcionarios que comprendan la profundidad del fenómeno".

¿Qué experiencias hay? "El mundo tiene experiencias derivadas de dramáticos hechos que no queremos ver en Chile. La tragedia de Heysel, Bélgica (1985), obligó a Europa a asumir la gravedad del flagelo llegando a firmar el convenio europeo de violencia deportiva que obliga a los países miembros de la comunidad a cumplir estándares preventivos y operativos bajo riesgo de sanciones que llegan a la expulsión de las competencias internacionales de fútbol", contó.

La TV chilena recordó el complicado paso de los hinchas de Colo Colo por Mendoza

Además, sumó una experiencia personal: "A mediados de 2001 tuve la oportunidad de conocer y estudiar las medidas operativas adoptadas por el Home Office de Reino Unido. Casi tres pisos de analistas de inteligencia, sociólogos, criminólogos, expolicías, dedicaban su jornada a conocer quiénes eran los hooligans y grupos similares, de donde venían, sus motivaciones, sus redes con otras organizaciones criminales o políticas y a materializar las normas operativas de cada espectáculo. Hay un 'sistema' que opera de manera coordinada y eficiente".

"En Chile -dijo- podríamos detallar numerosas fallas, pero la principal es nuestro 'not-sistema de seguridad', que implica que cada institución hace esfuerzos que no están adecuadamente coordinados ni evaluados en función de resultados. Algunos aspectos a corregir podrían ser la falta de especialización; el anonimato en la compra de tickets, la falta de sistemas de reconocimiento facial en estadios; sistemas de televigilancia...", aportó.

Y concluyó: "Podemos cambiar leyes, autoridades e incluso los autores de la violencia, pero mientras no exista un 'sistema de seguridad' especializado no podremos avanzar en garantizar que los estadios sean lugares de espectáculo y entretención y no de violencia y temor".

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