"Esta pandemia es mía, mía, mía": la virósica pelea electoral mendocina

Una cosa es competir por el voto de la ciudadanía, y otra es gestionar como oficialismo y también controlar como oposición. Si mezclan las cosas, todos pierden y la sociedad también. Así lo indica la experiencia de las últimas semanas.

Todo indica que no habrá freno en Mendoza en la discusión en torno a la pandemia. Es el tema que más sensibiliza a la sociedad y la oposición peronista local lo sabe porque lo sufre como oficialismo nacional.

En una tardía cruzada por conseguir vacunas, cualquiera, luego de cancherear y descartar las que nos querían vender o donar, con mil interrogantes pendientes de por medio que todavía pueden abrir un escándolo desenlace a medida de que se vayan sabiendo las respuestas, el gobierno nacional propagandiza en las redes un futuro perfectible después de sus errores del pasado reciente en la materia.

Alberto Fernández echó a Ginés González García cuando se conoció que tenía un vacunatorio paralelo al oficial en el cual quedaba bien con ricos y famosos, como el ex oficial de Inteligencia de Montoneros Horacio Verbitsky quien, al final, fue quien destapó la olla. Aun no se sabe si fue por decisión propia o incentivado desde el Instituto Patria, al que adscribe. La discusión y puja por el poder hoy entre la Casa Rosada y la base de operaciones de Cristina Kirchner es ostensiblemente mayor y hasta una desautorización tapa a la anterior, de la que a sociedad parece olvidarse, pero de las que la oposición tratará de evocar al momento de votar.

Esto dice la ley del 2000 que el PJ exige aplicar en la pandemia

En Mendoza, entonces, está claro que peronistas y radicales juegan con fuego. La ministra de "Pandemia y Pobreza", de Salud y Desarrollo Social, Ana María Nadal, baila con la más fea: es el blanco de los ataques y es defendida a capa y espada, personalmente, por el gobernador Rodolfo Suarez. Pasó de manejar municentros de salud y campaña de promoción sanitaria en la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza a ser la responsable de combatir el coronavirus y las consecuencias económicas con la pobreza creciente: mucho, ¿demasiado a su cargo?, se preguntan dentro y fuera del gobierno.

El peronismo consiguió que hablar de la pandemia en Mendoza les resulte rentable. Al principio, no dieron pie con bola por una sencilla razón: no es comparable cualquier chasco mendocino en la gestión de la vacunación, por ejemplo, con los desaciertos monumentales de la Nación, en donde además los púberes militantes del gobierno se exhiben victoriosos en las redes poniéndose vacunas que les faltan a los que van muriendo... y estos últimos ya no son solo los abuelos, sino personas en plena capacidad productiva, que podrían estar vivos si huebieran sido vacunados.

Pero luego encontraron resquicios donde meter la cuña, y lograron ponerse en agenda. Lo hicieron los peronistas que gestionan y no los que solamente ideologizan desde una banca. Emir Félix intentó demostrar que en su comuna no es que estén peor en materia de muertes y contagiados, sino que testean y recogen la información más minuciosamente. Félix alertó, en su momento, que toda Mendoza estaba, en todo caso, igual de mal que "su" San Rafael. Y la verdad es que, por lo bajo, los intendentes le prestaron atención. Los radicales y afines lo hablaron con Suarez y pidieron que Nadal flexibilice un poco su tozudez característica y los peronistas supieron que podían seguir metiendo cuña por ese lado.

La UNCuyo vacunará a docentes a pesar de no tener presencialidad

Hoy ya no es ideológica la discusión en torno a abrir o no las escuelas. Es una cuestión práctica: tienen que estar abiertas, se sabe, salvo que no haya vocación o capacidad de gestionar el tema con seriedad, como parece suceder en la Universidad Nacional de Cuyo. Allí el rector (radical) Daniel Pizzi mandó una carta en tono bíblico a los docentes, elogiándolos. Pero los tiene trabajando el triple confinados, por no imponerse ante el Conejo Superior con una estrategia superadora del simplemente abrir totalmente / cerrar totalmente, actitud con la que la UNCuyo camina a la retaguardia de la política educativa en pandemia, más allá de los esfuerzos puntuales por áreas, sectores o individualidades.

Entre el "la pandemia es mía y solo mía" y "la pandemia es de todos", están las responsabilidades puntuales. Está bien que se critique, pero con fundamentos. El peronismo se dio cuenta, al parecer, de que cuando lo hace así funcionan. Y los gobernandes panradicales también podrían darse cuenta de que abrir datos y escuchar, intercambiar puntos de vista por fuera de su burbuja, les resultará para caminar codo a codo y con menos obstáculos.

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