Tiraron sopa contra la Mona Lisa en el Louvre y un diputado argentino los mandó a terapia

La obra realizada por Leonardo Da Vinci no fue impactada directamente porque está protegida por una carcasa transparente. El decálogo del diputado Alejandro Bongiovanni para activistas con cuestiones personales no resueltas.

Un grupo de activistas climáticos evadió a la seguridad del Museo del Louvre y le tiró sopa al cuadro de la Mona Lisa, la obra de arte más famosa del mundo.

La Mona Lisa se encuentra en el Museo del Louvre, en París, y ya había sufrido un ataque de estas características en 2022, cuando un visitante le untó glaseado por todo el vidrio protector.

La obra de Da Vinci atrae a millones de visitantes todos los años para posar junto a la sonrisa más enigmática de la historia. El cuadro mide poco más de 77 centímetros de alto y 53 de ancho.

Las dos mujeres activistas que atacaron el cuadro forman parte de un grupo denominado Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria) a favor de la alimentación sostenible.

Ambas manifestantes pasaron por debajo de las barreras que rodean la obra mientras lanzaban en voz alta sus reivindicaciones.

"¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo", gritó una de las mujeres mientras cometía el acto vandálico.

El grupo Riposte Alimentaire se atribuyó este ataque en su cuenta de la red social X (antes Twitter) e identificó a las dos activistas como mujeres de 24 y 63 años.

Asimismo, afirmó que a través de esta "acción no violenta" exigen "el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria Sostenible".

La historia de la Mona Lisa no se resume solo en estos ataques vandálicos. En 1911 fue robado por un empleado del Louvre y su parte inferior sufrió un ataque con ácido durante la década de 1950. A partir de este incidente, las autoridades del museo decidieron reforzar las medidas de protección, incluyendo un vidrio que es a prueba de balas. Además, en 2009 una mujer le tiró una taza de cerámica.

Las recomendaciones del diputado Bongiovanni para "los chicos activistas" (textual, abajo)

Consejos (que nadie me pidió) para chicos activistas. - Ningún activismo reemplaza una buena terapia. Acaso el problema no esté tanto en el mundo sino en ustedes. Si realmente les genera depresión, angustia paralizante o ira irrefrenable el cambio climático (por poner un ejemplo) quizás sea hora de rascar más profundo en las verdaderas causas. - Si el activismo es motivado por los likes, sepan que el momento viral que hoy los enorgullece acaso mañana les provoque una profunda vergüenza. - Si la van a hacer, háganla bien. Búsquense un problema honesto. Seguro no faltan de esos a su alrededor. - Háganse de un grupo de amigos reales cuya ligazón no sea la "causa". Los amigos ecualizan. La socialización personal (y no en nichos digitales) hace menos soberbio al soberbio, más valiente al tímido, más generoso al agarrado, más locuaz al retraído y, en su caso, menos estúpido al estúpido. Más asado y menos redes.

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