El ejemplo Medellín contra los narcos: entrevista con Sergio Fajardo

En una entrevista de archivo realizada por Gabriel Conte en 2010, el ex alcalde de Medellín y excandidato presidencial, Sergio fajardo, contó cómo podría traspolarse su experiencia exitosa en esa ciudad al resto de Colombia y el mundo.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Contexto: Nota realizada en 2010 y reproducida textualmente a continuación.

Finalmente, la justicia colombiana determinó que el presidente Álvaro Uribe no podrá aspirar a un tercer mandato. Reconocido en su país por los logros de la denominada "seguridad democrática" que les permitió a los habitantes volver a transitar sus rutas sin el peligro de ser secuestrados por algunos de los grupos facciosos, Uribe comenzó ese día su decadencia en la consideración social. Con una imagen personal altísima a lo largo de sus dos mandatos, la última encuesta de Gallup Colombia informa que su imagen favorable pasó del 68 % que tenía en diciembre al 63 % en la actualidad, en que sus compatriotas ya están seguros que Uribe no competirá en la elección presidencial de mayo próximo.

"El país debe asumir que Álvaro Uribe no estará más en el poder y debe darle la oportunidad a nuevos líderes", dijo el viernes desde la ciudad de Cali el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo.

Precisamente es él quien aspira a ocupar las preferencias de los colombianos y trasladar su reconocida experiencia de gestión municipal al plano nacional.

Cómo Medellín pasó del miedo a la esperanza

Fajardo, según la misma encuesta, posee una alta popularidad, con el aprecio del 50% de la población cuando recién inicia su campaña y con el uribismo sin definición de remplazante para el actual mandatario. Pero hay algo más para el candidato "paisa", tal como se les llama a los oriundos del departamento (provincia) de Antioquia: lleva la delantera en un juego de Facebook en el que los participantes deben elogiar o criticar a los candiatos.

Hablamos con él.

Se trata de una persona poco común para el mundillo de la política: es matemático y docente, pero en el año 1999 abandonó su vida científica en la Universidad de los Andes de Bogotá para liderar un movimiento cívico independiente en su ciudad, Medellín, con el afán de ganar la alcaldía (la intendencia, en nuestro país). Fue premiado como el Mejor Alcalde de Colombia del peíodo 2004-2007 y el Financial Times lo destacó como "personaje de América Latina" del año 2007.

Literalmente, dio vuelta como a una media a Medellín, volviendo su vieja imagen de lugar de crimen y narcotráfico en la pujante ciudad en desarrollo que actual es. Sus hitos centrales están a la vista cuando uno recorre la ciudad y es la memoria de lo que hizo y cómo lo hizo su capital político.

Nuestro breve diálogo, en medio de una agenda apretada que incluye elecciones legislativas el 14 de marzo y el camino hacia la presidencia en mayo próximo:

- ¿Cuáles enfoques aplicados a Medellín estima que serán valiosos para aplicar a toda Colombia en caso de resultar electo presidente de la República?

- Lo primero es tener claridad sobre el problema o problemas que se van a resolver. Eso permite trazar una ruta y seguirla. Eso hicimos en Medellín. Y a esa claridad en el camino que escogimos y que definió la educación como estrategia de transformación social, le sumamos la eficacia y la transparencia. Nuestra gestión demostró que se puede hacer política con principios, de cara al ciudadano y con su participación. Decimos que Medellín pasó del miedo a la esperanza y eso se logró con la educación como eje de esa transformación de la ciudad.

Cabe destacar una iniciativa que llamamos PUI, muy valiosa para las ciudades colombianas. Un proyecto urbano integral se hace en las zonas más pobres de una ciudad y reúne todas las herramientas del desarrollo en un solo lugar para producir una mejora verdadera y sensible en la calidad de vida de las personas. El proyecto urbano integral abarca una intervención completa en el espacio público, la creación de bibliotecas, la construcción de nuevos colegios, el mejoramiento de las facilidades existentes, la implementación de programas de emprendimiento y el desarrollo de viviendas de interés social. Esto, acompañado de programas y actividades que favorezcan la apropiación de los nuevos espacios. En suma, un PUI le cambia la piel a una zona de la ciudad, refuerza la confianza de la ciudadanía en la institucionalidad, mejora la calidad de vida de las personas y promueve la convivencia.

La diversidad del país, el talento y la capacidad de nuestra gente, y la riqueza cultural. Nosotros vamos a promover la educación como herramienta para impulsar ese talento, vamos a incorporar la ciencia, la innovación, la tecnología y el emprendimiento como verdaderas palancas para el desarrollo, con lo cual generaremos mayor competitividad; vamos a compartir con el mundo esa diversidad cultural expresada en nuestra música y tradiciones, y vamos a promover esos escenarios únicos que tiene el país. Esto nos permitirá convertir el turismo en un verdadero sector de ingresos y posicionamiento internacional para el país.

 - Colombia aparece en las noticias de la prensa internacional en el resto del mundo por el conflicto armado, las drogas y la alineación del gobierno de Uribe con los Estados Unidos. ¿Cuáles imaginan que son las cosas por las que su país debería ser noticia, y por las que trabajará en una eventual presidencia?

- Mención aparte merece la cultura. Nuestra diversidad cultural rara vez es objeto de mención en las noticias nacionales e internacionales. Debería, sin embargo, ocupar un lugar central: la cultura colombiana representa una de nuestras grandes riquezas. La agenda de promoción internacional del país tendrá la cultura como uno de sus ejes centrales pues favorece, entre otros asuntos, el posicionamiento positivo de Colombia en el exterior, y el intercambio con otros países para fortalecer las relaciones internacionales y fomentar alianzas para el desarrollo.

- Además de los asuntos inherentes al conflicto, ¿cuáles son los problemas principales que están en la agenda cotidiana de los colombianos y las colombianas,?

- Mencionaría dos: la corrupción y las desigualdades sociales históricas. El primero es un tema que afecta a todos los colombianos, pero del que la mayoría no es consciente, porque la gente considera un robo cuando le quitan algo directamente, pero la corrupción se lo quita antes de recibirlo. Además, ha estado presente por tanto tiempo, que muchos se han resignado y la ven como un mal necesario o como algo que es inherente a la actividad política. Tenemos que demostrar que no es así y que en los bolsillos de los corruptos están las oportundiades, los empleos, los escenarios culturales, los colegios y las viviendas de los colombianos. Por eso necesitamos transformar la política y elegir gente honesta.

La desigualdad, por otro lado, se refleja en la falta de oportunidades que se vive en nuestro país y que afecta a niños, jóvenes y adultos. Es un asunto complejo y con raíces muy profundas, que a su vez alimenta el conflicto. Cuando las personas no pueden acceder a los servicios de la mejor calidad por su condición social o económica, eso dificulta el desarrollo del país y la convivencia.

- ¿Revisaría usted el Plan Colombia? ¿En qué aspectos, en qué tiempos y buscando qué resultados?

- Definitivamente. El Plan Colombia es valioso, pero programa necesita revisarse, y más uno que ya lleva tantos años, y que busca combatir un problema tan cambiante y agresivo como el narcotráfico. Considero que la cooperación de Estados Unidos es valiosa, pero el Plan debe pensarse más desde los programas de desarrollo social y económico que desde lo militar. Creo que sería más efectivo, no solo en lo que se refiere a este fenómeno, sino en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en general que se han centrado en este asunto y se han olvidado de otros aspectos como la ciencia, la tecnología, la innovación, la cultura, la energía... en fin, tenemos una relación muy antigua con Estados Unidos y no hemos explorado aún todo lo que podemos construir juntos. La cooperación con Estados Unidos es valiosa, pero necesitamos que a los temas de lucha contra las drogas y comercio, se sumen los de la ciencia, educación y medio ambiente. Aún no hemos explorado todo lo que podemos construir juntos.

- ¿Tiene herramientas para afrontar las amenazas a la seguridad en comunidades y en la calle de una manera no violenta?

- Por supuesto. Reconocemos la seguridad y la convivencia como un medio fundamental para desarrollar la agenda social, económica y política que proponemos. No vamos a retroceder un centímetro en este tema y vamos a concentrarnos en un problema creciente: la inseguridad urbana. Tenemos además que hacernos una pregunta que en Colombia no hemos contestado, ¿Por qué entra un joven al conflicto? Entra porque hay una puerta de llegada a ese conflicto que nunca nos hemos ocupado de cerrar. Esa puerta se cierra con verdaderas oportunidades. Eso es lo que buscamos, abrir otros caminos, ofrecer otras posibilidades, lograr que la violencia no sea una alternativa para nuestros jóvenes. Además se necesita contar con un sistema judicial efectivo, una policía mejor capacitada y en mayor número. Así cerramos esa puerta y abrimos una más amplia: la de las oportunidades.

- ¿Cómo piensa afrontar la latente amenaza bélica exterior, comandada por Venezuela?

- Lo primero es el respeto mutuo. Las relaciones entre países tienen que basarse en el respeto. Más entre vecinos que tienen lazos tan estrechos y de tanto tiempo atrás. Por supuesto tenemos que estar vigilantes, atentos y ser cuidadosos. Pero creo que primero tenemos que despersonalizar las relaciones internacionales y asumir que, más allá de los sentimientos de dos individuos, las relaciones son lazos entre países y van mucho más allá del Gobernante. Considero que los organismos internacionales ofrecen mecanismos valiosos para discutir y resolver las diferencias entre dos países.

- ¿Cree posible una Colombia en paz, después de casi toda una historia resolviendo sus asuntos mediante el uso de la fuerza?

- Claro que sí. Llegó la hora de comenzar a escribir otra página de nuestra historia. Llevamos décadas escribiendo sobre violencia. Es la hora de comenzar a escribir de oportunidades, del talento y las capacidades de las personas.


Esta nota habla de:
¿Hay que prohibir el uso de celulares en las aulas?