Sorpresa por la ayuda de Martín Menem a los diputados que derrotaron la alianza LLA y PRO en el recinto

¿Quiso exponer a Cristian Ritondo? Coalición Cívica, Hacemos Federal, Innovación Federal, la UCR y 21 peronistas mostraron las uñas en un golpe de mano que hizo temblar al Gobierno. Escribe Silvia Mercado desde la Casa Rosada.

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

¿Qué une al lilito Juan Manuel López con el exabogado de Martín Llaryora Juan Brügge y la exministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz? Los tres son diputados nacionales, sí, pero de bloques -e historias políticas- muy distintas.

Sin embargo, en tiempos de fragmentación, desde las fronteras de Unión por la Patria y Hacemos Federal surgió una sorpresiva coincidencia con la Coalición Cívica en medio del debate impositivo enmarcado en la Ley Bases, al que se sumó la Unión Cívica Radical y buena parte del peronismo no kirchnerista.

El relato es sencillo. López no podía ocultar su fastidio por los acuerdos que el Gobierno logró con el PRO, la UCR y Hacemos Federal. Sin agredir a sus colegas, lo dijo de todos los modos posibles, con una voz cada vez más fuerte. De repente vio un resquicio y le preguntó a Brügge si veía la misma diagonal que él. El cordobés le dijo que sí, y ahí mismo fue a hablar con otra fronteriza (por el lugar que ocupa su banca dentro del bloque UxP, igual que él mismo, aunque en su caso dentro del bloque que gerencia Miguel Ángel Pichetto).

A ella le divirtió la maniobra, que perjudicaba no solo la alianza del PRO con LLA sino al sector de su bancada más K. Así fue que consiguió 20 votos de peronistas más a favor del proyecto López-Brügge.

El cordobés sabía que tenía el respaldo de casi todo su interbloque, la mayoría porque no participó del acuerdo en ese sentido entre LLA y el PRO. Otros 22.

López y Paula Olivetto hablaron con los radicales, sabían que había un fuerte descontento en este tema, y rápidamente consiguieron el aval de la jujeña Natalia Sarapura, que en segundos logró gran respaldo. Todos a favor también. Tres se fueron a la hora de votar (Facundo Manes y dos más, aparentemente porque uno se descompensó), pero fue el bloque que más diputados aportó, 29.

Faltaba Innovación Federal (misioneros, rionegrinos) y el MPN. Otros 9 que se sumaron. Y algunos más, como Aníbal Tortoriello, del PRO. Otros diputados del PRO prefirieron no votar, como fue el caso del rosario Alejandro Bongiovanni, la comodorense Ana Clara Romero y la porteña Daiana Fernández Molero.

Con los números justos, obtenidos en el recinto en una maniobra que duró minutos pero que se venía cocinando soto vocce hacía semanas, con los diputados cansados de una sesión que había durado todo el día y la noche, López pidió la moción de orden, que reglamentariamente congela el debate porque exige votar inmediatamente.

Cristian Ritondo, presidente del bloque PRO, no podía creer lo que estaba sucediendo ahí, en sus propias narices. Germán Martínez, presidente del bloque UxP, tampoco. Fuera de lo acordado, el presidente de la Cámara de Diputados habilitaba una moción de orden sin avisarle. El dato no es menor. Martín Menem abrió la puerta para que ese desafío se concrete, fuera de los acuerdos. Desde el recinto, un diputado aseguró que vio cómo un colega le hizo un guiño al titular de la Cámara y que recibió un claro OK de su parte.

Memo quiso saber qué hacía mientras tanto LLA. "No tenían la menor idea de lo que estaba pasando", se explicó.

Y eso es parte también del problema del oficialismo en el Congreso, ya que sus diputados y diputadas solo hablan entre ellos, evitan el contacto con sus colegas de los otros bloques, y nadie se les acerca tampoco a conversar. "La verdad que yo no sé de qué hablar, es como si no tuvieran tema. Seguramente a ellos les pasa lo mismo con nosotros", contó el miembro de un bloque opositor dialoguista.

Lo concreto es que dos diputados expertos, López y Brügge, maniobraron con astucia para imponer una modificación que no estaba en Labor Parlamentaria y que tuvo que ser incluida en el dictamen que pasó a la Cámara de Senadores.

El asunto es la inclusión de un capítulo para elevar la alícuota del impuesto al tabaco y así eliminar el tributo mínimo que hoy rige, algo que figuraba en el proyecto original que el Gobierno mandó en extraordinarias, pero que luego fue eliminado en la segunda versión del texto, la que llegó al recinto en la sesión de esta semana. En el trasfondo está la familia Otero, dueña la tabacalera Sarandí, que financiaría las campañas de dirigentes políticos de distintas tendencias.

Dos preguntas caben en este momento:

La primera, ¿el oficialismo insistirá con el texto aprobado, que es el original, pero que luego retiró aparentemente por pedido de Cristian Ritondo? El lo niega en el bloque, y asegura que es un pedido que le hizo el Presidente, que lo usó como excusa, aunque él aceptó hacerse cargo.

De ser así, ahora les tocará a los senadores de LLA defender la posición de Javier Milei en el recinto, ya que el bloque PRO de senadores no tomó ningún compromiso en ese sentido y anticipó que no defenderá la posición de la bancada de diputados.

La segunda es todavía más inquietante. Esos diputados de frontera, integrados por pequeños bloques que conformaron Hacemos Federal, la CC, Innovación Federal, sumados a peronistas y la UCR, ¿podrán constituir una nueva fuerza política que constituya frentes electorales en las legislativas?

¿Apareció algo nuevo bajo el Sol? Todavía es demasiado pronto para saberlo.

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