Boric ya es presidente de Chile: casi nula presencia mendocina

Asumió Gabriel Boric como presidente de Chile y con sus 36 años es el más joven que haya ejercido la primera magistratura de ese país. A Mendoza le falta una agenda propia con Chile.

Gabriel Boric se conviritió hoy en el presidente más joven de Chile, a sus 36 años, al prometer el cargo ante el presidente del Senado, el socialista Álvaro Elizalde, en una ceremonia de cambio de mando celebrada en el Congreso Nacional en la ciudad portuaria de Valparaíso.

"Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo", señaló Boric en la ceremonia, celebrada al mediodía en el Salón de Honor, en la que estuvieron presentes el mandatario saliente, Sebastián Piñera, los integrantes del futuro gabinete, el parlamento en pleno, mandatarios y autoridades de otros países, entre ellos Alberto Fernández, así como representantes de pueblos originarios y autoridades militares y eclesiásticas.

Fiel a su estilo, sin corbata y visiblemente emocionado, Boric recibió la banda presidencial de manos de Elizalde y, tras un abrazo con Piñera, entonó el himno nacional en medio de una ovación de los presentes en el recinto.

Posteriormente, Piñera se despidió y se retiró del recinto junto a todo su equipo ministerial.

Al llegar a la calle, y con fuerte contraste de lo ocurrido en el hemiciclo, el ahora ex mandatario fue despedido con insultos de manifestantes en las calles.

Luego Boric tomó el juramento a su gabinete de 24 miembros, compuesto por 14 mujeres, empezando por Izkia Siches, la primera ministra del Interior en la historia del país.

El nuevo presidente, que surgió de los movimientos estudiantiles que sacudieron Chile y fue uno de los líderes de la histórica rebelión de 2006, llega al poder con el desafío de emprender una serie de cambios que prometió en campaña.

Mendoza se adeuda una relación más estrecha

Con el potencial intacto de sostener una relación más estrecha con Chile, por lazos de amistad, cercanía, hermandad pero fundamentalmente, como catapulta económica, Mendoza todavía está en falta a la hora de construir un espacio de relaciones más permanente con la nación del Pacífico.

Nos unen problemas, habitualmente: los pasos internacionales, las plagas, pero las posibilidades de relación beneficiosa para ambos es mucha, sobre todo por el Acuerdo Bilateral previo a la pandemia, que le da ventajas a las empresas de ambos países para que se encadenen. 

En ese marco, es Argentina la que tiene mayores posibilidades ya que, atados al Mercosur como estamos, es Chile la que ofrece llegan a un centenar de naciones con las que tiene tratados de libre comercio.

En la delegación oficial argentina a la asunción de Boric aparece solo una mendocina: la diputada nacional sanrafaelina Liliana Paponet, con poco margen de acción y apenas simbólica presencia.

En algún momento, cuando el presidente Alberto Fernández dejó afuera al gobernador de Mendoza de su viaje de Estado a Santiago, desde la Casa de Gobierno de calle Peltier se hablo de entablar una agenda propia con Chile. No sucedió todavía. Y es a Mendoza a quien le importa estar allá y no al revés, por lo que las gestiones deben partir desde aquí, evidentemente.

La transmisión en vivo de la asunción del nuevo gobierno

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