Dos ministerios para la economía de Mendoza y un "es ahora" para aprovechar

En medio de la crisis que vive el país, florece una actividad motorizada por la devaluación, que es el turismo. Hay acciones para anclar el potencial circunstancial para que quede como parte del entramado económico de Mendoza. Muchas cosas que "no se pueden" o "no es el momento". Pero para otras, es ahora mismo la oportunidad.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Si hay conectividad en zonas turísticas, pasan cosas buenas: el que vende o alquila, puede cobrar; el turista puede pagar. Pero hay algo más que no tiene precio o que resultaría imposible de calcular: el que aprecia el paisaje puede subirlo sin demora a sus redes sociales, en una valoración personalísima que ninguna campaña publicitaria podría igualar, ya que el grado de confianza de los círculos concéntricos de las cuentas personales no tiene competencia. Es un "de boca en boca" multiplicador.

De allí que un plan que no haya conseguido mayor repercusión resulte destacable, y es el que destina $ 400 millones para financiar a prestadores de servicios de internet que deseen ampliar su zona de conectividad o realizar mejoras en su infraestructura, con la mirada puesta en las zonas turísticas.

Mendoza, a esta altura y en estas circunstancias, no tiene uno sino dos ministerios de Economía: el que conduce Enrique Vaquié, que sostiene políticas sobre canales tradicionales e innovadores a la vez de actividad económica, y el de Cultura y Turismo, una especie de cartera gemela que está destinada a esforzarse por sostener la actividad en tiempos difíciles, y a profundizar la duración, extensión y profundización de los beneficios en tiempos como los actuales, en donde la caída de valor del peso argentino favorece una presencia masiva de turistas. Este movilizador y catalizador económico es conducido por Nora Vicario y cuenta con una persona que pasó por ese cargo con anterioridad, como la senadora nacional Mariana Juri, que preside la Great Wine Capitals y todos confluyen en una articulación que no es directa ni transcurre siempre sobre carriles sin escollos, con una sociedad civil vinculada demandante, muy perjudicada por la pandemia, pero que en conjunto coinciden en la visión de aprovechar un momento que puede tener límite en un país imprevisible.

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Vicario cuenta con gusto que en la reciente visita a Brasil, en donde el gobernador Rodolfo Suarez asistió a tres ferias de inversores en Turismo, Metalmecánica y Vinos, usó en todos sus discursos una frase convocante: "En este momento estamos a 3 horas de Mendoza". Así, y con datos concretos en torno a los intereses que hoy demuestran los consumidores brasileños, tentó a operadores turísticos, pero también a los más grandes industriales de aquel país y a sus importadores vitivinícolas, a venir, primer paso hacia una relación duradera.

De tal modo que en la etapa que se inicia con la primavera y que concluirá con la Vendimia en el otoño del año próximo, empieza una etapa que, si hay que definir con una sola palabra, ella es "oportunidad"

Han comenzado a realizarse numerosos encuentros internacionales que representan justamente puntapiés iniciales para enamorar a los que vienen, tentarlos a quedarse un día más, consumir un poco más, probar y comprar productos locales (y no siempre tienen que ser grandes cosas industriales y famosas, sino que lo artesanal cobra cada vez más relieve en la búsqueda de los visitantes para conocer y recordar la identidad del destino elegido).

También, en ese camino, se escucha sobre empresarios que vinieron a probar vino y solo con eso (¡y nada menos que por ello!) decidieron dejar una pata inversora en algún negocio local.

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Ocurre, es cierto, por las circunstancias de la devaluación y el tipo de cambio. Pero si funciona, se quedarán y ayudarán al entramado económico de una provincia sufrida, en donde no aparecen grandes soluciones de un solo tirón, y las que hay terminan embrolladas entre las discusiones místicas y los miedos de la política, como la minería.

De tal modo que cuando la dirigencia de enreda en preguntarse "¿cuándo es cuándo?" (ya que siempre sostienen que "no es el momento") hay temas para los que hay una respuesta clara: "Es ahora". Y hay que aprovecharlo, como parece ocurrir en las alianzas estratégicas y tácticas entre sectores del Gobierno, aun con la rara y adversaria gestión nacional, junto con organizaciones que nuclean clústers privados que están listos para acción.

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