¿Son importantes los Concejos Deliberantes?

Ante la propuesta de una nueva reducción de los Concejos Deliberantes, un análisis de su implicancia real, más allá de que el discurso en este sentido consiga aplausos con facilidad.

Pablo Gómez

He escuchado en estos días opiniones, en parte vertidas por integrantes de algunos partidos políticos minoritarios de nuestra provincia, en las que se habla de dividir a Mendoza en regiones y reducir la cantidad de concejales/as a menos de la sexta parte de los actualmente existentes. Esto, al parecer, en busca de reducir el costo de la política, y atendiendo a que la menor cantidad de representantes en éstos órganos implicaría una reducción de impuestos a las personas que mantienen con su trabajo las arcas públicas.

Ante semejantes aseveraciones, se me plantean dos interrogantes. Por un lado, cuanto se reducen mis impuestos si se reducen los Concejos Deliberantes, y por otro lado, quien se vería beneficiado con una menor cantidad de concejales/as.

En cuanto al costo que actualmente tienen los órganos legislativos en Mendoza, se me ocurre sacar una cuenta rápida, aún en lo absurdo de éste planteo que voy a realizar, pero como para tener una idea de cuánto se reducirían mis impuestos, comparando por similitud a los órganos legislativos provinciales en relación al presupuesto provincial. De este modo, y mirando los egresos del presupuesto vigente en este año, observo que el mantenimiento total de todo el Poder Legislativo de Mendoza utiliza menos del 1%, para ser más exactos, el 0,76% del Presupuesto Provincial. Esto es, si los mendocinos dejaran de pagar los costos del Poder Legislativo, por cada 100 pesos de impuestos que hoy pagan, se ahorrarían alrededor de 76 centavos. Ese es el real costo de mantener a uno de los tres poderes del Estado: menos de un peso, por cada cien que se pagan de impuestos. Los montos de ahorro que plantean los defensores de este proyecto, según he leído en algunos medios, no se separan mucho de éste número, y no pasarían tampoco de ser centavos (menos de un peso) por cada cien que se pagan de impuestos.

Ahora bien, ¿cuáles serían las consecuencias políticas de ésta reducción? La supuesta idea, plantea separar la provincia en regiones, en vez de los actuales departamentos, y reducir a treinta en total el número de concejales en estas regiones.

Pongamos por ejemplo entonces, para poder saber cómo serían esos nuevos Concejos Deliberantes, al Valle de Uco, que sería probablemente una de las nuevas regiones a ser gobernada en forma unificada. Según el último censo de población, en el Valle de Uco viven el 6% de los mendocinos, por lo que, si distribuimos los 30 nuevos y ahorrativos concejales en forma proporcional, le corresponden a ésta hermosa zona de nuestra provincia 1,77 concejales. Redondeando, aún a costa de perjudicar la representatividad en el resto de las regiones, digamos que el nuevo Concejo Deliberante del Valle de Uco va a tener dos (2) concejales. Esto implica entre otras cosas que, por ejemplo, ni aun poniéndose de acuerdo todos los habitantes de San Carlos, les alcanzaría para elegir a un representante de su departamento en este nuevo Concejo. San Carlos, como todos los departamentos pequeños de las distintas regiones de Mendoza, va a ser muy probablemente gobernado por personas elegidas fuera de sus límites.

Y por si esto fuera poco y por el mismo ahorrativo precio, van a tender a desaparecer los partidos pequeños, muy probablemente también los partidos de quienes realizan actualmente el planteo de reducción de costos, porque bueno, al ser necesaria mayor cantidad de votantes para elegir a un Concejal, aquellas agrupaciones que hoy tienen a un solo representante en los actuales Concejos, difícilmente lleguen a superar la nueva vara, que claramente estará mucho más alta. Puede que Ud. o yo no hayamos votado a estos partidos minoritarios pero, de todos modos, es innegable la necesidad de que la mayor cantidad posible de mendocinas y mendocinos estén representados en el gobierno, opinen lo que opinen, aunque sus ideas se enfrenten a las mías.

Entonces la pregunta sería, ¿se gastan mal los fondos públicos? Para mi gusto, parcializado y sectorial como el de todas las personas, en Mendoza no se gasta mal. ¿Se podría mejorar? Muy probablemente, pero no es buscando pelos en la sopa que vamos a tener una mejor distribución del gasto público. A mí realmente me enorgullece que se inviertan casi 30.000 millones de pesos en Salud, y casi 50.000 millones en Educación; estas sí son mis prioridades. Y la minimización de los Concejos Deliberantes no solo no va a mejorar en forma significativa estas partidas, sino que además va a minimizar el control republicano de quienes están en partidos de oposición.

En definitiva y resumiendo, en mi opinión, minimizar los Concejos Deliberantes de los departamentos no genera un ahorro significativo para nadie, y tiene, por el contrario, grandes dificultades a la hora de plantear la representatividad real de quienes habitamos ésta provincia. La Democracia necesita de la pluralidad de voces, y mientras más plurales sean, mejor para todas las personas que habitamos en esta maravillosa Mendoza.




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