¿Qué estamos haciendo con los adolescentes?

En medio de tanto ruido por el asesinato de un joven en Villa Gessell y de opiniones poco sustentables, Memo llegó a un análisis profundo escrito por el doctor Gabriel Minuchin. Lo compartimos.

La adolescencia es un periodo de desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Es un periodo vital entre la pubertad y la edad adulta y su rango de duración es variable. Es, principalmente, una época de cambios: es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, de descubrimiento de la propia identidad (identidad psicológica, identidad sexual...) así como la de autonomía individual. 

En el aspecto emocional, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el amor. 

El adolescente puede hacer uso de su autonomía y comenzar a elegir a sus amigos y a las personas que va a querer, personalizando sus afectos. Fomentar deportes grupales en nuestro jóvenes siempre ha sido considerado una herramienta de desarrollo y crecimiento en calidad, fomentando valores como: solidaridad, trabajo en equipo, protección del más débil, trabajar en conjunto en búsqueda de un objetivo, la dedicación y sacrificio individual como servicio al equipo. 

Lamentablemente factores como el alcohol y drogas ensucian salvajemente este período trascendental de la vida. El descontrol seguramente fomentado por intereses de adultos, hace que se vivan situaciones descontroladas como la que ocurrió el pasado fin de semana en Villa Gesell. 

Es inadmisible, incomprensible y ojalá irrepetible. 

Y en este caso, como en muchos otros, los valores y disciplina que inculca el deporte han sido tirados por la borda. El trabajo en equipo sirvió para un ataque en manada, fomentado por los excesos con las consecuencias conocidas por todos. 

El día domingo en la televisión, en un programa de información general, se le dedicó un tiempo prolongado al tema del asesinato del joven Fernando Báez Sosa, con sentidos comentarios por parte de los periodistas. Pero me causó mucho asombro cuando la siguiente nota fue mostrar a un luchador irlandés demoliendo a su contrincante a trompadas, patadas, rodillazos y cabezazos en 40 segundos, llevándose la irrisoria suma de 11 millones de dólares de premio. Y mucho más me afectó cuando las dos publicidades que siguieron fueron de un gin y de un fernet. 

Todos debemos comprometernos en la educación de nuestros adolescentes: colegios, instituciones deportivas, medios de comunicación y fundamentalmente en nuestras casas. Es la piedra angular que necesitan nuestros adolescentes para dar el salto a la adultez con valores y actitudes que redundarán en una mejor sociedad y un mejor país.

 EL AUTOR. Gabriel Minuchin es médico.  

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