Presupuesto 2020: vamos haciendo la fila para dar explicaciones

Se termina una discusión que no fue discusión. Un diálogo de sordos en el que unos pecaron de inocentes y otros de soberbios. Lo malo es que la pelea política termina por afectar -al Estado y -de una u otra manera- a todos los mendocinos.

Alberto Fernández ha reiterado en numerosas ocasiones que no sacrificará al pueblo argentino para pagar la deuda. Bajo esa lógica es -por lo menos- cuestionable la actitud que tomó el Partido Justicialista en Mendoza durante el tratamiento del Presupuesto 2020. ¿Por qué? Porque la oposición sabe que la decisión de negarle la deuda a Rodolfo Suarez implica una fuerte restricción a la obra pública, uno de los motores fundamentales para la reactivación económica. Además, saben que obligar al Ejecutivo a pagar los vencimientos por $6.500 millones, necesariamente, significa reacomodar partidas y ajustar el cinturón.

En el fondo, lo que hace el peronismo es condicionar la gestión de Rodolfo Suarez, algo que no es nuevo en la política, pero que sí sorprende que se haga al inicio de una gestión. En su momento el actual oficialismo también condicionó una gestión, la de Francisco Pérez, pero ya cuando el rumbo era complicado y cuando sí era arriesgado salir a tomar deuda. Lo era por la simple razón de que el exgobernador peronista directamente buscaba deuda para cumplir con gastos corrientes, y no con obras.

La diferencia está en que el justicialismo condiciona un mandato que recién se inicia y le corta toda posibilidad de avanzar con el plan de Gobierno al que se comprometió en campaña y para el cual fueron electos, obligando a Suarez a ocuparse de lo que los temas -y problemas- que ellos saben que se van a generar a partir de su negativa. 

El argumento para negar la deuda y el roll over es la situación en la que se encuentra el país y que no es momento para tomar deuda en dólares. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con el país, los bonos de Mendoza gozan de buena salud y así lo reflejan publicaciones de referencia para los mercados, como Bloomberg. Con más o menos deuda, la Provincia mantiene una imagen y calificación por encima de la media nacional y que le permite conseguir mejores condiciones a la hora de financiarse. Eso, sin mencionar que se está desperdiciando un crédito del BID con tasas preferenciales que no se consiguen en el mercado.

Este tipo de cuestiones las menciono porque fueron las discusiones que estuvieron ausentes del debate que casi fue nulo en tres meses que estuvo el proyecto, un período en que el oficialismo pecó de ingenuo y la oposición de soberbia. Estos últimos, por ejemplo y sólo por mencionar un caso, olvidaron que representantes de su color político -y que hoy están desaparecidos de la escena política- tomaron deuda para Aysam y el dinero nunca llegó a la sanitaria, o por lo menos no se vio reflejado en obras, que es para lo que está permitido tomar deuda a nombre de la sanitaria.

Ni siquiera el llamado de la Uocra, que tiene el mismo color político que la oposición, sirvió para que se abriera una opción para un resultado diferente.

Entonces, ahora y a medida que se vayan viendo las consecuencias de la negativa del PJ y de la falta de muñeca política del oficialismo, los caudillos tendrán que ir poniéndose a la fila para explicarle a la población cuando -por ejemplo- se complique el empleo en la construcción, entre otras cuestiones.

Eso por lo menos debería suceder en un país normal, donde los actos de los políticos tienen consecuencias y deben responder a los mandatos ciudadanos. Es probable que acá eso no ocurra y que nadie pague las consecuencias de las malas decisiones, o no las paguen los actores políticos, porque las consecuencias hay que pagarlas y en la gran mayoría de los casos las terminan pagando los mismos ciudadanos.

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