El que quiera celeste, que mezcle un poco de blanco y azul con agua

El Día Internacional de Paz y la primavera naciente, junto al sentimiento de "hacer Patria" y salvarla del peligro permanente en la que la ponen algunos de sus dirigentes. La "columna líquida" de la escritora Marcela Muñoz Pan.

Marcela Muñoz Pan

Celeste y blanca con un sol radiante es nuestra bandera argentina, la Patria, la Patria que está siempre en peligro por los que cómodamente anestesian los caminos que llevan a este país a la sequía humana y al hambre de poder. 

Caminar de pie, dignamente, imaginando que ya estamos en el 3ª decanato de setiembre y es posible que llegue la primavera, si los agoreros y falsos profetas y feudos que generan dividendos, pobrezas y un estado que no da trabajo, ni seguridad, ni lógica, ni agua potable a sabiendas como ya lo he escrito anteriormente: el agua potable es salud, no lo malogren con remedios que ya no curan, esas kastas que desgastan, que nos dejan sin plata y como una Kalesita siempre ellos los que se quedan con la sortija. 

Para mezclar los colores y que te dé el correcto hay que saber diferenciar lo básico como son los colores primarios y mezclarlos con agua en su justa medida y con una mirada familiar, podemos encontrar el celeste que buscamos y entender por fin que llegó la primavera. Cuesta, todo cuesta, sólo hay que animarse de una vez y para siempre.

Es todavía setiembre y el 21 es el "Día Internacional de la Paz", declarado por la UNESCO, casi que no se lo recuerda tanto, pero es bueno refrescarlo. En Mendoza muchas acciones se han llevado a cabo para dejar testimonio, una de ella es el libro de Gabriel Conte y Paula Vetrugno "Matar morir herir sufrir" (una sociedad en paz).

Mendoza propone un plan piloto de denominado "Canje de armas por mejores condiciones de vida" en el año 2000, que consistía en captar las armas en la sociedad, registrar las que estaban en manos de personas responsables, controlar la circulación ilegal, medir el impacto de la violencia armada en la seguridad y en la salud y su costo para el sistema sanitario. Este plan se multiplicó y el mundo avanzó en una Red Mundial de Desarme, los autores del libro sumó y sumó mucha gente, muchos proyectos culturales, artísticos como fueron las obras de la querida y recordada artista Eliana Molinelli con las armas en desuso, pero Molinelli merece otra columna especial. Hoy más que nunca hay que volver a mezclar azul y blanco para que logremos el celeste de la Paz, el celeste del cielo sin vestigios de violencia, un poco de agua, bastante solidaridad, empatía, amor, abrazos, cariños, respetos, agua que caiga de tus ojos colmados de risas, que no existan las ciudades descalzas de agua, ni llenas de armas. Paz, paz, paz eso quiero.

Eliana Molinelli, manipulando retos de un arma que resignificó en arte.

Se está yendo setiembre, el mes que parece prometerlo todo cuando arranca el 23 con el equinoccio de la primavera donde prima la felicidad a la vera de cualquier camino que invite a tomar mate, bebidas espirituosas y toda clase de líquidos para oxigenar las células de nuestros cuerpos en este tiempo de freestyle en las plazas, en la cocina haciendo sambusek o baklava, en el vestidor de tu casa buscando los shorts del otro verano y vas bailando por toda la casa pensando tal vez, en ese amor que estás esperando su beso, un emojis, ¿una carta? 

En la búsqueda de tu florecimiento encontraste las témperas de los niños y muchas secas por el invierno pero otras muy dispuestas a reciclarse, te vas dando cuenta que los colores de la primavera y sus olores llegan adecuadamente a tus zonas sensoriales, a tus recuerdos no tan remotos, a tu selección exclusiva de la música que te inspira a pintar ese cuadro inconcluso, encontraste la remera celeste que te hiciste mezclando el azul y el blanco con agua y recordás lo que te costó conseguir "ese color" "ese celeste" y ahora tu primavera se expande con el sol y la savia en el remanso del agua de la paz, ese celeste te trajo las tardes de limonadas y caminar descalzo en el pasto húmedo sabiendo que mañana serás el azul infinito porque resurgiste de las cenizas remotas del invierno, mañana serás fruto blanco en los besos bañados por el alba, en los besos que se esconden en la noche aromando los narcisos y las calas en la serotonina de tu cuerpo: la felicidad.

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