Política 960

Gustavo Silnik, sociólogo y consultor, analiza en esta columna la estrategia política de Milei que está condicionando a todo su ecosistema en Argentina.

Gustavo Silnik

En 1996 el excampeón mundial de ajedrez Bobby Fischer presentó en Buenos Aires el "Ajedrez 960". Se trata de una variante del juego que se caracteriza porque la posición inicial de las piezas no es la habitual. En efecto, si bien los peones se ubican en la misma posición que en el juego tradicional, el resto de las piezas lo hacen en forma aleatoria, producto de un sorteo previo al inicio de la partida.

Aunque las reglas y el objetivo del juego es el mismo -dar mate al rival- el desarrollo y la mecánica se altera por completo, en particular en su fase inicial llamada técnicamente Apertura.

La propuesta de Fisher provoca un cambio sustancial en el modo de moverse de los contendientes, dado que resulta mucho más relevante su talento, creatividad, capacidad de adaptación a situaciones desconocidas y velocidad para comprenderlas y generar una estrategia adecuada, que el estudio y conocimiento de partidas anteriores en las que determinados patrones se repiten.

Podríamos decir que algo similar está ocurriendo en el sistema político argentino desde la victoria de Javier Milei en la última elección presidencial.

En efecto, la irrupción de un outsider sin partido, sin estructura política propia, sin gobernadores ni intendentes de su propio espacio, sin experiencia de gestión, con un estilo y una impronta totalmente contrapuesta al modelo hasta ahora conocido del político profesional, sumado a la implementación de una política de shock que abre y alimenta voluntariamente frentes de conflicto en todos los planos -gobernadores, legisladores, artistas, sindicalistas, movimientos sociales, etc. etc.- se parece bastante a la fase de apertura del ajedrez 960 de Bobby Fisher.

El objetivo del juego -la disputa por el poder y con ello la capacidad de impulsar determinadas políticas- se mantiene. Por ahora también las reglas, aunque muchas veces se juega al límite. Pero la fase de apertura de este gobierno ha descolocado a la mayoría de los actores que, proclives a creer en el teorema de Baglini -que dice que mientras más se acerca uno al poder más modera sus posiciones y propuestas-, suponían que nada de lo enunciado podría ser cierto una vez que Milei ocupara el sillón de Rivadavia.

Poco más de dos meses han transcurrido desde el inicio de esta partida. La fase de apertura no ha concluido y no sabemos cómo será su desarrollo. Sin embargo, hay dos cosas que resultan por demás claras. La primera, es que los jugadores tradicionales -tanto los opositores más "duros" como los "amigables" ambos en todas sus versiones- están teniendo grandes dificultades para construir su propia nueva estrategia en un escenario tan complejo y distinto al que "conocían de memoria". La segunda, es que el shock como estrategia no puede durar indefinidamente y no queda claro cuál es la nueva estrategia que el gobierno propone.

Aunque algunos protagonistas del sistema no lo sepan, hay una carrera lanzada entre todos ellos. La ganará quien más rápidamente tenga la mejor lectura de este original tablero y la creatividad e inteligencia necesaria para generar una estrategia nueva, que no podrá ser copia de modelos anteriores. Paraísos perdidos abstenerse.

El autor. Gustavo Silnik. Sociólogo, consultor.

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