Miedocracia y mediocracia

"La mediocracia estatal manipula el poder de la imagen y la palabra de esta sociedad del espectáculo, como dice Debord, y lo hace justamente , desde la vida misma, que forma parte del campo de poder".

Elia Bianchi de Zizzias

"No os resignéis, indignémonos". José Saramago.

Habitualmente, en los tiempos previos a un período eleccionario se desnudan las debilidades, las obsecuencias e hipocresías de los políticos. Parece ser que en lugar de las cualidades o aptitudes que manifiestan en los discursos mediáticos, lo que verdaderamente "venden" son las imágenes prefabricadas por los especialistas en marketing en una puesta escénica. De esta forma, ya no sabemos quiénes son en realidad o si alguna vez fueron lo que dicen ser.

De todas maneras, lo que pretendo destacar es la intención de los actores de la miedocracia en la era de la mediocracia.

La miedocracia es un sistema de gobierno basado en los temores que aquejan a las sociedades abiertas (Popper).

El miedo siempre es una fuerza poderosa, nace de la inseguridad, del temor a perder espacios propios. En general, apela a las emociones. En el tema que nos ocupa, "Asustar a las masas" es una estrategia de cierta forma de poder.

"Pero la utilización persistente del miedo por parte de los políticos, como sistema de movilizar simpatías y reclamar adhesiones, parece indicar que nuestros líderes contemplan un país constituido por un inmenso gentío de ciudadanos asustados, sólo dispuestos a prestar su apoyo para defenderse del mal que los acecha" (Juan Luis Cebrián. El País.2.008).

Las amenazas en los discursos son las expresiones más acabadas de la intencionalidad del poder que no se ejerce, sino que se compra, a costa de menospreciar el juicio crítico de los ciudadanos. Me hubiera gustado otro estilo, el de las palabras reconciliadoras, que no necesitan de la carga de terror, para abrir horizontes de posibilidades en esta época de grandes crisis económicas y sociales.

Cuando éramos niños, nos asustaban con cucos , brujas y monstruos que provocaban nuestra imaginación creando ambientes tenebrosos plenos de misterios. Ahora nos asustan los Moyanos y toda la farándula de monstruos gordos de la oligarquía sindical. Un circo patético, disfrazado de fiesta. ¡Qué otra cosa puede decirse, sino lamentarnos de la crisis en la que la pobreza y la cultura del clientelismo nos ha colocado? Mientras tanto el MM (léase Monstruo Moyano) enriquecido, cobrando oscuros peajes, vende a sus acólitos por dinero del estado (Que es nuestro dinero), para congraciarse con el poder político y lograr más dinero y cargos electivos. Sin embargo, este moderno Frankenstein construido por los K, cobra ahora conciencia de su poder, de su impunidad y se vuelve en contra del poder de sus creadores, pero también de los ciudadanos manejando su fuerza desde la arbitrariedad de sus maniobras sindicales.

Este escenario me conduce a pensar en el gran desborde de sentido de estos procesos en los que los ciudadanos son sujetos de un sometimiento o exclusión , fundado en el miedo que anula su capacidad de razonar y paraliza su voluntad , inhibiendo su poder de decisión y su derecho a elegir libremente. Otra categoría de barbarie.

También me preocupan los sujetos del silencio, los que tienen la posibilidad de compartir sus ideas, sus proyectos, y sin embargo, adoptan una actitud quieta, de sutil expectativa, sin jugarse, ni menos comprometerse, transformándose en cómplices de estos escenarios tumultuosamente maquiavélicos. Las democracias se sustentan en la participación activa de los ciudadanos.

Por otra parte, el miedo que provoca este moderno Lobo feroz, hace que las ovejas, de las más diversas razas, se junten apresuradas, se amontonen configurando una masa informe, que por más que balen, no dejan de ser ovejas, listas para que las esquilen o esquilmen, lo mismo da.
Recuerdo el final de la obra de George Orwel, "Rebelión en la granja", en el que cerdos, burros y campesinos están reunidos jugando a las cartas, mientras los demás animales excluidos miran asombrados, confundidos porque ya no distinguen a quien los representa.

Como bien lo describe Foucault pasamos de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control. El Gobierno biopolítico se vuelve totalitario. La biopolítica puede llegar incluso a traducirse en cierta forma de tanatopolítica ( Tánatos: muerte), puesto que la violencia, el enfrentamiento, la guerra, la pobreza, el culto desmesurado a los muertos devenidos míticamente en héroes, se convierten en ejes de la política de dominio. Dominio sobre la vida y sobre la muerte.

La mediocracia estatal manipula el poder de la imagen y la palabra de esta sociedad del espectáculo, como dice Debord, y lo hace justamente , desde la vida misma, que forma parte del campo de poder. La percepción popular de que no existen alternativas y la apocalíptica subsunción al poder, necesita transformarse por un largo aprendizaje de convivencia cívica. Entonces, se devela nuevamente la cuestión: la educación como resistencia, la educación como ejercicio de la libertad.

LA AUTORA. Elia Bianchi de Zizzias es una activa analista de temas políticos y sociales, docente, creadora de la Fundación Ludoniño, coautora del libro "Los mocosos nos miran" y de "Democracia, ¿Realidad o Ficción?". Fue decana de Filosofía y Letras de la UNCuyo.


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