¿Promoción industrial? Otra vez un remedio que envenena

Un anuncio facilista de Sergio Massa enciende las luces de alarma una vez en Mendoza, la del esfuerzo, frente a las provincias "planeras" que toman todo y no transforman nada.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

El candidato presidencial Sergio Massa habló en su arrolladora participación en el último debate presidencial en torno a la posible instauración a futuro de un régimen industrial para el norte argentino.

De tal modo, dejó picando una pelota que podrán patear para cualquiera de los arcos: de un lado, le servirá para consolidar el apoyo en esas provincias, pero por el otro, convertirá un nuevo gol en contra para la Argentina, al utilizar recetas que supuestamente van en apoyo a unos estados provinciales pero que terminan perjudicando a todos.

Es que la receta ya fue probada y Mendoza es la verdadera muestra de que no sirvió. Muchas de las provincias de los alrededores que fueron beneficiadas siguieron, digamos, igual. Podrán haber sumado plantaciones y galpones, pero sus matrices productivas siguieron enganchadas al régimen de empleo estatal y al cierto feudalismo, que recién empezó a quebrarse en algunas en esta última elección para el recambio de gobernadores, como son los casos de San Juan y San Luis.

Pero el daño infringido a Mendoza no se supera con un resarcimiento como los recursos que enviaron para construir Portezuelo del Viento, por ejemplo, solo una puntita de todo el perjuicio producido por estos regímenes de fantasía.

Massa recurre a quedar bien con todos con los mismos recursos de siempre. No hay innovación ni cálculo real de posibilidades y de algún modo, les niega a las provincias que cree que va a beneficiar la posibilidad de salir de su bucle de decadencia, porque propone una vez más que el resto del país las apadrine, sin que nada cambie: ni los salarios de sus políticos, ni el sistema imperante que está en el puño de sus gobernadores. No potencia el emprendedurismo y las obliga a tener que trabajar para ganarse un nuevo lugar en el contexto nacional.

De alguna manera, son regímenes "planeros": se les da para que acompañen en las elecciones y a cambio de casi nada que las haga proyectarse, resignificarse. Y ojo, que algo similar hizo el macrismo al cederles en todo lo que pedían, con su exministro Rogelio Frigerio, pensando que la mano del Gobierno era "bendecidora" de transformaciones. Tomaron, usaron y se le dieron vuelta, como era previsible para cualquier conocedor del paño, pero no para improvisados orgullosos que quien sabe si no sacaron tajada de sus presuntos errores junto a empresarios amigos que se prenden en cualquier fiesta del populismo mientras levantan el dedo pontificador diciendo todo lo contrario.

La vuelta de los regímenes de promoción industrial será un gran escollo para las provincias que incentivas a su producción y a sus emprendedores, y seguramente Mendoza tendrá ahora la oportunidad de unirse junto a sus vecinas para combatir tal posibilidad.

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