La edad nunca es un impedimento para incorporar nuevas tecnologías

¿A quién no le pasó tenerle miedo a comprar productos Online? ¿El uso del homebanking? ¿Quién no odió que los trámites que hacen a la salud o la economía sean todos a través de aplicaciones?

Diego Bernardini
Es un académico, investigador y divulgador de la salud de las personas mayores. Considerado una de las personalidades más influyentes por su visión sobre la transformación social que realizan los +50

Como si los cambios propios de cada etapa de la vida no fueran suficientes, la tecnología y su desarrollo pareciera haber puesto en jaque el devenir de los sucesos y nos desafían a cada paso, un poquito más. El uso expandido del teléfono celular ya no solo como teléfono sino también, como una computadora sobre la que gira la vida social, económica y de entretenimiento revolucionó la forma en la que vivimos y nos exigió aggiornar nuestro accionar, nos guste o no.

¿A quién no le pasó tenerle miedo a comprar productos Online? ¿El uso del homebanking? ¿Quién no odió que los trámites que hacen a la salud o la economía sean todos a través de aplicaciones? Seguro que al principio fuimos muchos.

Sin embargo, hace 10 años las estadísticas en La Argentina ya decían por ejemplo que, al mismo tiempo que los adultos mayores le temían a la utilización de internet otro alto porcentaje se comunica con sus pares a través de la red social Facebook.

Como todo en la vida, el temor se va con el conocimiento. Y como ya sabemos, la edad no es nunca un impedimento para incorporar nuevas herramientas que nos permitan mejorar nuestra calidad de vida. Nosotros, los que batallamos la segunda mitad, sabemos que todo se reduce a eso: vivir más pero vivir mejor.

La tecnología no es solo un celular o las múltiples plataformas de entretenimiento. Está en cada cosa que usamos y nos abren puertas vitales como la de socializar o lograr una mayor autonomía, esa que por momentos pareciera que perdemos y no...aquí están las herramientas para sostenerla. También es cierto que por momentos, esa tecnología y sus cambios permanentes van más rápido de lo que podemos absorber. Pero como dije antes, conocer es poder. Informarse, estar pendientes de los cambios, comunicarnos no solo nos deja ser parte de los cambios, sino también, poder hacer uso de sus beneficios y mantener una actividad mental mucho más plástica. La energía que se mueve, no muere, dice el dicho. Y este ejercicio mental que es estar al día, lo confirma.

Mi hijo es un adolescente que se comunica de una manera distinta a mi. Usa plataformas que por momentos solo conozco por el nombre y palabras cuyo significado tardo en entender; pienso, es lógico. En todas las épocas pasó igual. La jerga, el hablar distinto, el tener otros códigos de comunicación. Eso nos define como generación.

Pero hoy, las cosas son distintas; tengo otras herramientas que me acercan a él y a los otros. Están aquí, en la palma de mi mano. En forma de aplicación de celular, de buscador de internet, de plataforma de entretenimiento, de banco virtual, de conversación a pesar de la distancia, de lectura sin restricción.

El miedo a perder o no saber, se disipa cuando elegimos ser parte. Aunque a veces, ese "ser parte" venga de la mano de una persona más joven que "nos explica". Y tal vez eso, nos ayuda a nosotros, y los ayuda a ellos a empatizar el uno con el otro, cada uno en la etapa que le toca, codo a codo aprendiendo a acompañarnos mejor. Al final, ¿vivir en sociedad, no se trata de eso?

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