Intendentes responsables e innovadores vs intendentes "biri biri"

¿Por cuál votaste y gobierna tu municipio? No se trata, hoy en día, de sólamente limpiar, barrer y hacer fiestas convocantes, sino de impulsar el desarrollo local sostenible a largo plazo?

Cada vez los municipios en el mundo y aquí también, llamados técnicamente como "gobiernos locales", adquieren mayor relevancia. Tradicionalmente las gestiones comunales se han dedicado a mantener limpias las ciudades y a administrar obras menores. Sin embargo, las complejidades de las sociedades en los nuevos tiempos los han llevado a ser el destino del reclamo por el cumplimiento de más roles. Algunos lo han conseguido y otros no. En muchos casos, no solo por la capacidad económica y financiera de avanzar en un mayor protagonismo, sino por el perfil que han adquirido sus autoridades: gestionar "a pesar de todo" e impulsar la tarea hacia un futuro dinámico, o sentarse en su escasez de recursos a reclamar que le ayuden; soñar y generar nuevos desafíos para no perderse en la estadística o asumir causas genéricas y movilizadoras, desde el discurso (o el "biri biri") para mantener una presencia inflamada, pero solo virtual ante la sociedad que lo votó.

En Mendoza hay discusiones pendientes, siempre, en torno a las municipalidades. Acalladas, silenciadas temerosamente. Por ejemplo, algunos sostienen que hay que regionalizar, dejando de lado los límites que hoy sostienen territorios que no producen ni son capaces de sostener su funcionamiento, mientras otros indican que el camino es multiplicar los municipios, dándoles tal condición a localidades que se sienten movidas a presentar su identidad local en forma diferenciada, que creen que son capaces de gobernarse de mejor manera que dependiendo de la municipalidad de la que ahora están atados o tal vez sólo por exceso de protagonismo de sectores que se sienten "distintos". No sabemos las causas porque nadie se ha detenido a discutirlo con seriedad.

¿Por qué nada cambia a pesar de las demandas sociales? Nuevamente, pueden ser muchas las causas y razones, y hay que evitar caer en la simplificación maniqueísta. Pero emerge una circunstancia en común a todos los temas: el espacio de representación política. Nadie quiere ceder posiciones en las que se han apoltronado, pero nadie tampoco es capaz de decir a viva vos que hay que ampliar la representación política y, tal vez, hacer el ahorro esperado (o al menos no aumentar el gasto) de manera más ingeniosa.

Mientras más gente se sienta más y mejor representada, las crisis que emergen en diversos sectores del territorio de Mendoza encontrarán más eco y mejores canales institucionales para ser expuestas y buscadas sus soluciones. Por lo tanto, habría menos tangencialidad a las vías del sistema democrático y la cuestión política no les resultaría tan refractaria.

En toda discusión, alguien tiene que ceder, alguien tiene que proponer, alguien tiene que sumar nuevas alternativas, en lugar de enfrascarse o en la defensa del status quo o en la rebelión total, como pareciera ser el "destino" cuando se aplastan los temas con discusiones postergadoras y con debates que permitan transformar realidades.

Un informe publicado este fin de semana por Memo da cuenta de la diversidad de situaciones que viven las comunas en cuanto a la riqueza que en ellos se genera. Nada es absoluto y las lecturas de estos resultados del Producto Bruto Geográfico pueden ser diversas. Pero resulta un indicador -entre otros a analizar- en torno a varios temas, por ejemplo: cómo está hoy, después de su larga historia, cada comuna; si sirven o no los límites geográficos actualmente sostenidos; si se han gobernado bien o no; si los gobiernos y la dirigencia (y no solo la política) están dispuestos a buscar formas de "sacarle agua a las piedras", apostando a nuevas y diferentes oportunidades de crecimiento que le den empleo a sus vecinos, fomentando el arraigo orgulloso en esos territorios y no encubriendo con discursos rimbombantes el éxodo permanente hacia lugares en donde sí les ofrecen oportunidades.

Lejos de sentarse en los laureles, hay mucho por hacer. Simplemente hay que cortar las cadenas que atan a las dirigencias que no encuentran más caminos que los que ya existen, sin permitirse volar hacia nuevos horizontes. O sacarse las vendas de los ojos mientras hablan y hablan y hablan, sin ver que se les van los vecinos de su propia comuna hacia otros destinos, solo por defender la chatura y mirarse su propio ombligo, y no el desarrollo que permita vivir bien en el lugar en donde cada uno nació.

Nada cae del cielo ni solucionan las reelecciones personales. Para todo hay que tomar decisiones firmes y sobre todo, trabajar mucho. Lo contrario es aceptar seguir siendo "pobres", pero en una pobreza de la que no son víctimas sino culpables.

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