Habrá Presupuesto, pero lo importante es que Mendoza tenga economía

No hay alternativas económicas de impacto a corto plazo. El debate por el Presupuesto es necesario, pero resulta una escenificación para favorecer el posicionamiento de fuerzas políticas. Un análisis con opinión, en perspectiva

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Es difícil concebir el paso de un gobierno sin que haya podido hacer obra pública. No solo porque en las obras de arquitectura e infraestructura se ve al Estado pasar, sino por el efecto multiplicador en materia de empleo que ello significa. Si no hay trabajo allí, es el Estado el que se transforma en bolsa de empleo, en subsidiaria de los sin nada qué hacer y también, en dique contenedor de reclamos y organizador de conflictos.

En este punto no hay grietas, sino una escenificación.

El gobierno nacional tanto como el provincial requieren de una motorización de obras. Es cierto que la gestión de Rodolfo Suarez no tuvo "luna de miel" y está en una posición incómoda, difícil y compleja por el rechazo a la posibilidad de endeudamiento por cuatro años de parte de la oposición peronista. Pero nadie puede creer que la gestión nacional esté mejor.

En este punto, hay una cuestión que los une en la desgracia y que beneficia la posición de Mendoza: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no desembolsará nada a escala nacional para planes de obra sino que lo canalizará a través de las provincias. Por supuesto que con aval de la Casa Rosada. Fuentes oficiosas del organismo en diálogo con Memo dieron cuenta de una "gran voluntad" de colaboración con la Argentina y no ven diferencias entre municipios, provincia y Nación. Cuentan de antemano con el abrazo al titular del organismo, Luis Alberto Moreno, que le diera el presidente Alberto Fernández aun antes de ser ungido en el cargo.

Pero no hay Nación ni municipios sin la participación de la provincia. Allí está la palanca negociadora que tiene Suarez, que posee un equipo con llegada al BID y, personalmente, la tiene con el Presidente, más allá del chisporroteo militante, que a veces amenaza con desatar un incendio, pero no sucederá.

A escala local, la arena legislativa muestra un despliegue de malabaristas que concluirá su show cuando desde Buenos Aires y las comunas les hagan el ademán de "basta". Es que la Nación no podrá respaldar por sí sola, debido a la situación heredada, obras en las comunas de su propio signo político en Mendoza, más allá de las selfies y besamanos. La Provincia, sí. 

Esa es la llave para la aprobación del Presupuesto.

Bastará con que reclamen desde la oposición muy fuerte que quieren menos deuda en dólares a futuro, exagerando su conocimiento en torno al tema para servir de contención a la militancia consignista, y que el Gobierno se muestre como cediendo a ese reclamo, bajando los montos, escuchando, simulando agachar la cabeza. Y se avanzará.

En el medio, el resto de la sociedad que asiste a un espectáculo devaluado, Clase B, al que se ve obligado actuar la política debido a algo que se puede definir con simpleza a pesar de su notorio peso: no hay economía o, al menos, no alcanza para sustentar a toda una provincia. Y tampoco hay alternativas, porque la única luz que había fue anulada por impericia, miedo o mérito de los que impidieron abrir una alternativa desde la explotación de los recursos minerales.

Al final, rehenes primero de manifestantes con iPhone tuitero en la Peatonal, ahora los legisladores lo son de su propia falta de ideas, ingenio, potencia, representatividad real, miedo de perder el lugar y tener que trabajar en la instancia privada y de techo bajo contra el que golpean constantemente sus cabezas.

El Presupuesto es lo de menos, pero hay que tenerlo, básicamente, con obra pública y todo lo que se tenga que hacer. La sobreactuación no es premiada ni por la Academia de los Oscar: lo importante es la economía. Y sin política, por sí sola no se reactivará.

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