Goazap Mayu: El zanjón por donde discurre la memoria

Historia y polémica: el historiador Ricardo Ponte afirma que no existió ningún cacique que se llamara Guaymallén e insiste con su pedido de que se rebautice al canal que lleva ese nombre. Un artículo para el debate y la acción entre quienes registran con documentos la historia del agua en Mendoza.

Ricardo Ponte

En 1561, el Capitán Pedro del Castillo fundó y pobló la Ciudad de Mendoza, Nuevo Valle de Rioja. Este acontecimiento tuvo lugar gracias a que el propio cacique huarpe, Don Felipe Esteme, "Señor de este Valle y Tierras" había cedido un sitio para fundar ciudad en el entonces Valle de Huantata. 

El fundador de Mendoza había concertado también con otro cacique huarpe, Don Hernando Goaymaye, quien junto a sus indios poblaba los actuales distritos de Dorrego y Pedro Molina. 

Cuatro acequias huarpes encontraron los españoles al llegar al futuro sitio donde se emplazaría la Ciudad de Mendoza en 1561. Éstas fueron: la acequia Allayme, la Tabal; la acequia que pasaba por el Pucará y la Guaimaien sequia. Del Goazap Mayu a la Acequia de la Ciudad. 

El actualmente conocido como Canal Zanjón Cacique Guaymallén en su porción comprendida entre el actual Barrio Batalla del Pilar y el Río Mendoza fue conocido en tiempos prehispánicos, es decir, antes de la llegada del fundador Pedro del Castillo como Goazap-Mayu nombre que en lengua quechua significaría "río del cacique Goazap". De este nombre da cuenta específicamente un documento colonial conocido como "Acta de los Caciques Comarcanos del 01/09/1574" cuyo original se extravió ya en tiempos coloniales y que fue reconstruido en otro documento del 5/06/1696, hecho en Mendoza que concordaba con su original. 

Ponte, J.R., De los caciques del agua a la Mendoza de las acequias, INCIHUSA, CONICET, (2005).

Este segundo documento se encuentra en el Archivo Nacional de Chile. Según se desprende del mismo, el cacique Goazap, había sido un cacique principal muy importante, en tanto toda la genealogía huarpe del asentamiento mendocino parece estar vinculada con él y lo señalan como fuente de legitimación dinástica. Al tiempo de la llegada de los españoles ya había muerto. 

Todos los caciques reconocen al cacique Goazap como el dueño de la acequia que luego conoceremos como Canal Zanjón y de las tierras que esta acequia regaba, las que se habían transmitido sucesivamente a los otros caciques por medio de compra o trueque. 

El cacique Pelectay, según relatan los protagonistas en el Acta de 1574, le había comprado al cacique Goazap la propia acequia Goazap Mayu, y esta herencia la habría recibido el joven cacique Goaymaye de su padre, por un lado, mientras que de su madre también habría recibido unas tierras llamadas de Anancat, trocadas por su madre por una llama al cacique Coyo. 

Pero, resulta que el canal Zanjón no se llama tampoco cacique Goaymaye, sino que se ha mezclado dos nombres diferentes: el de Goaymaye con el de Guaymallén. Por otro lado, es un error creer que Guaymallén es una deformación válida de Goaymaye, aunque el nombre de Guaymallén sea parecido al del cacique Goaymaye. Se trata de palabras diferentes. Juan Isidro Maza en su libro sobre la "Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas [1990] afirma que el vocablo Guaymallén:"... nace en la lengua de los huarpes milcayac de una palabra compuesta de guay, que significa lugar, y de mallín, mallén, que es ciénega, vega o bañado, o sea lugar de ciénegas, como lo justifican muchos documentos de la época de la conquista..." 

De lo anterior se desprende claramente, que la palabra Guaymallén no es un nombre de persona sino del lugar. De la Acequia de la Ciudad al Zanjón En 1933, el ingeniero Jacinto Anzorena, a quien vimos como Intendente de Mendoza en 1915, elevó al entonces Ministro de Obras Públicas de la Provincia, un detallado relevamiento del Zanjón acompañado por algunas consideraciones complementarias. Para ello, Anzorena recurre a otro autor mendocino, Abraham Lemos, para brindar la versión tradicional sobre el origen de este curso de agua. Según la misma, los naturales habrían referido al fundador Pedro del Castillo, que hacía más de un siglo, unos ingenieros incaicos enviados por Yupanqui, el 8° emperador inca, habrían arribado y construido los canales de riego que se tenían a la vista. 

Cada canal habría pertenecido a una agrupación de familias, las que se dedicaban a la agricultura (sembrando maíz y papa) y se identificaban por los nombres del los jefes de la tribu. Respecto de esta versión, opina Anzorena: "El agua que en tanta abundancia existía como para utilizarla en el riego de las tierras, no podía proceder sino de un brazo del Río, que más tarde tomó el nombre de Zanjón, puesto que no se conocen, ni la tradición nos dice que se hayan conocido otras fuentes que pudieran haberse utilizado a tal objeto. Por otra parte, la enormidad de la obra, la indolencia de los indígenas, la falta de elementos y el recorrido tortuoso del cauce sobre un terreno relativamente plano y de pendiente uniforme, constituyen otras tantas razones que justifican nuestra convicción de que el Zanjón no ha sido sino un brazo del Río Mendoza.(...) Las obras construidas en donde el Zanjón se desprende del Río han tendido más bien a impedir un exceso de agua del canal que a derivarla por éste". 

En los primeros tiempos de la vida de la ciudad colonial a este curso de agua se lo conoció sucesivamente como: "Río de la Ciudad", "acequia principal de la ciudad" y, a veces, también simplemente como "Acequia de la Ciudad", sobre todo en su tramo comprendido entre el Pilar y la boca del Río. A mediados del siglo XVIII es cuando se forma, a causa de un aluvión extraordinario detrás de las casas del Cabildo, el "Zanjón". Durante los primeros tiempos se pensó que ese Zanjón podía ser rellenado, empresa que desbordaba las posibilidades tecnológicas de los mendocinos de entonces. El Zanjón apareció para quedarse en la vida de los mendocinos. Desde entonces, ya directamente se pasó a denominar simplemente "el zanjón" de la ciudad, sin otro nombre propio adicional. 

El informe Anzorena vaticinaba en 1933: "La sistematización del Zanjón, hará posible la rehabilitación de muchos terrenos adyacentes que, si fueran propiedad del Estado, nos servirán para el establecimiento de calles laterales a uno y a otro lado del cauce rectificado...".

A partir de 1935, con fondos nacionales, se impermeabilizaron los cauces aluvionales tales como el Zanjón Frías, o el Zanjón de los Ciruelos o el Zanjón Maure y el propio canal Zanjón como forma de facilitar los desagües aluvionales luego de la terrible experiencia vivida el año anterior con el famoso aluvión de Cacheuta de 1934. Del Canal Zanjón al Canal Zanjón Cacique Guaymallén Los diarios mendocinos La Palabra del 20/10/1950 y Los Andes del 22/10/1950 dan la noticia que el Departamento General de Irrigación, a solicitud del Honorable Concejo Deliberante y del Ejecutivo de la Municipalidad de Guaymallén denominará, en lo sucesivo, al Canal Zanjón con el nombre de Canal Zanjón Cacique Guaymallén. Ninguna de las dos crónicas da cuenta de los argumentos esgrimidos por los ediles departamentales. 

Puede que los promotores o difusores del nombre de cacique Guaymallén no hayan conocido el documento tan revelador de los caciques comarcanos, publicado por primera vez en 1954 por el historiador chileno Juan Luis Espejo. Seguramente hay, en esta denominación la intención sincera de rendir un homenaje a la comunidad huarpe aunque, al hacerlo, se haya incurrido en un error histórico. Porque, o es el cacique Goaymaye o es Guaymallén a secas. La combinación de ambos en un inexistente cacique Guaymallén debe corregirse. Además, siendo Guaymallén el nombre de un departamento del actual Área Metropolitana de Mendoza y siendo el canal zanjón un curso de agua que atraviesa o delimita a: Luján, Godoy Cruz, Capital, Guaymallén y Las Heras. Pareciera que tampoco sería conveniente que se denomine al Canal Zanjón simplemente Guaymallén. El Zanjón, por excelencia, es el Canal Zanjón. El aditivo de Cacique Guaymallén lleva 67 años de los 456 años de existencia de la ciudad. Lo cual no debiera ser un obstáculo insalvable para un cambio de denominación. 

Creo que ya es tiempo que lo corrijamos y que también re-nominemos al actual Canal Zanjón Cacique Guaymallén con el nombre más antiguo que le conocemos y que se puede demostrar, cual es el del iniciador de la dinastía huarpe en el Valle de Huantata: el gran cacique Goazap. Este curso de agua posee un doble carácter de ser acequia de riego y cauce aluvional [por ello se llama "canal zanjón"] detalle que creo debiera perdurar en la nueva denominación que proponemos re-instalar: Canal Zanjón Goazap Mayu. 

La aceptación de esta denominación será un disparador, ante propios y extraños, para que se nos re-pregunte: ¿por qué Goazap Mayu? Esa será la oportunidad para contar el relato del que hemos dado cuenta en este artículo; explicando el error y la conveniencia de una toponimia asentada en hechos acreditables. Porque, valga la paradoja: el cacique más famoso de Mendoza: ni era cacique ni se llamaba Guaymallén. ¿Este golpe de certeza histórica será muy fuerte para la menduca idiosincrasia? Como todos los mitos, éste del presunto cacique Guaymallén tiene una difusión masiva y no se podrá borrar por decreto y de un plumazo. Tal vez debiéramos durante un lapso hacer coexistir los dos nombres, para permitir el cruce de hábitos de uno al otro. Por ejemplo: Canal Zanjón Goazap Mayu [ex cacique Guaymallén]. 

La desaparición del inexistente cacique habrá que hacerla de manera gradual y progresiva, con la dignidad con que merece salir de escena el único cacique que creíamos tener. Pero nuestro vacío no será por mucho tiempo, otros caciques y otros nombres huarpes reales [el propio Goaymaye, Tabalque, Esteme, Tantayquen, Peypolonta, etc.;] están esperando entrar en escena y que le demos un poco de espacio en nuestras plazas y parques, calles y escuelas, centros culturales y deportivos, fiestas de la Vendimia, fiestas escolares; en fin, en los cientos de lugares desde donde se construye la memoria colectiva de un pueblo. ¿Cómo podremos comenzar una empresa tan ardua? De a poco... 

Con estas precauciones y recaudos, no sólo habremos enmendado un error semántico e histórico sino habremos establecido un enlace con la memoria de la cultura huarpe que nos precedió hace siglos en este mismo territorio que hoy conocemos como Mendoza.

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