Alerta: el "populismo" aparece en medio de las manifestaciones en Chile

Después de más de dos semanas de manifestaciones en las calles de todo el país, aparecen -sobre todo a través de redes sociales- expresiones de lo que es el populismo. El problema es que cuando se implanta, los que pagan son los mismos pobres que supuestamente pretende ayudar.

"De afuera se ve relinda la hue...", decía Willy Gómez, reportero gráfico del diario El Mercurio de Antofagasta, a la hora de responder a quienes criticaban su desempeño en el fútbol. Willy ya no está con nosotros, pero sus palabras son más ciertas que nunca y reflejan algunas de las situaciones que se están viendo durante las protestas en las calles de Chile.

A nadie le quedan dudas que, aunque es muy exitoso a nivel macroeconómico, el modelo económico chileno tiene un importante grado de desigualdad y necesita importantes ajustes. También es necesario que el Estado destine más recursos a la educación y la salud pública, además de hacer modificaciones el sistema de jubilaciones para hacerlo más justo.

La mayoría de los pedidos son justificados y casi se caen de maduros, demostrando que hubo un abandono por parte de las autoridades en ese sentido desde el regreso de la democracia hasta hoy.

Sin embargo, a la distancia y en base a muchas horas de consumo de medios, de análisis de redes sociales y sondeo de opinión entre familiares y amigos, me preocupa el nivel de populismo que aparece y que invita a reventar todo para casi "resetear" el país para comenzar todo de nuevo.

Este tipo de manifestaciones, por más que no quieran tener un color político, son un terreno fértil para diferentes agrupaciones que usan el populismo como una forma de escalar y sumar adhesiones.

Es fácil disponer situaciones cuando uno no es el encargado de distribuir y dar respuesta a todas las responsabilidades que implica estar el frente de un Estado.

Hoy se promete y se pide todo, pero hay solicitudes que lo único que lograrían es llevar la situación de un país que, dentro de todo funciona con normalidad, a ser parte del universo de países que -como Argentina u otras naciones- viven con graves problemas estructurales y económicos.

Por ejemplo, se pide eliminar las AFP cuando hacerlo de golpe significaría hacer explotar un sistema que está encadenado, que va mucho más allá de las jubilaciones y que hoy tiene implicancias que, quizás, la mayoría de la población desconoce. Eso no significa que no se necesiten modificaciones, pero es parte del populismo prometer y pedir que se termine el sistema tal como se hizo en Argentina -justamente durante una administración de ese tipo- y que terminó con una caja que se perdió y que no mejoró de ninguna manera la situación de los jubilados.

En Argentina también, pero en 2001, ciertos grupos que también se dieron cuenta que en medio del caos, y actuando desde las sombras, pueden incluso sacar a un presidente. Con el tiempo, quedó demostrado que ese hecho no abrió las puertas a un mejor país y mucho menos terminó con los ciclos de crisis que seguimos enfrentando.

Entonces, cuando piden que renuncie Piñera, hablamos de una solicitud que en la teoría populista solucionaría los problemas de desigualdad. Sin embargo, lo más probable es que en una situación así fuera sucedido por un representante del otro bloque mayoritario y que hoy se denomina Nueva Mayoría. Lo curioso, es que del total de las los 30 años que se critican en las marchas, durante 24 el Estado estuvo bajo la conducción de ese sector político.

Los que promueven el populismo y piden más allá de lo que es justo y absolutamente necesario cambiar en Chile, saben que su discurso es miel para los paladares de las personas que sienten la falta del Estado en las cuestiones básicas. Por lo mismo apuntan a eso para implantar modelos que son altamente cuestionables y que no dieron buenos resultados en ningún lugar del mundo.

De manera pública ningún sector político se pone al frente del pedido de los manifestantes, pero trabajan a través de sus redes de personas -en el mundo virtual- para alentar el populismo, porque tras el caos y poniendo presión al Ejecutivo actual, apuntan a ganar al final del camino.

Si se va Piñera hay ciertos sectores que ganan, como también ganan cuando el Gobierno da marcha atrás con alguna medida y su imagen cae y se cierran las puertas para que la línea política actual siga en el próximo mandato.

El modelo chileno tiene la ventaja -por encima de otros- que genera los recursos, pero algo falla cuando se trata de comenzar el derrame de la riqueza. En cambio, otros modelos -como el populista- tiene el problema de la gestión económica y como bien la politóloga Guatemalteca Gloria Alvarez , "al populismo le gustan tanto los pobres que los multiplica".

Hay que tener cuidado, porque no por mejorar lo que está mal, se vuelva muy atrás a momentos en que el problema no era cumplir con las expectativas y necesidades de la clase media, sino que era el aumento de la pobreza, el déficit y la realidad de un país que no era capaz de generar recursos.

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