Medidas en la dirección correcta, pero con ajuste fiscal excesivo

El economista mendocino Sebastián Laza consideró que "no luce necesario castigar tan fuerte la actividad económica. Con un recorte fiscal menor igual se logra la señal de credibilidad".

Sebastián Laza

El objetivo principal del primer paquete de medidas del ministro Luis Caputo fue generar un shock de confianza del mercado, lo que se logró, a juzgar por las cotizaciones y el riesgo país. De esta forma, con lo fiscal como ancla principal, se anunció una fuerte licuación y recorte del gasto, incluidos salarios y jubilaciones. 

Además, la lógica del plan implica que, luego del fuerte salto inicial del dólar, para mejorar precios relativos, se sumará también el ancla cambiaria, con un dólar que se moverá por debajo de los precios (crawling peg del 2% mensual, probablemente sea más). Y finalmente, una tercera ancla, el de la actividad económica, la recesión, lo que va a ir frenando la inflación. La lógica de las medidas es de ajuste fiscal tradicional, si bien mixado con suba de impuestos, lo que sale un poco de la ortodoxia.  

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Sin embargo, luce excesivo el castigo proyectado a la actividad económica: 5 puntos del PBI en recorte fiscal es demasiado para una economía ya en estanflación desde antes que asuma Milei. En el detalle de sus proyecciones, el gobierno nacional espera recaudar con la suba del impuesto PAIS un 0,8% del PBI, con las retenciones adicionales de 15% a todos los productos, 0,5% del PBI; con la "reversión" de la reforma de Ganancias 0,4% del PBI; con los proyectos de blanqueo, Bienes Personales, y la moratoria, un 0,5% del PBI. En total, son 2,2 puntos del producto en mayores ingresos fiscales. 

Con relación a los gastos, se bajará (licuará) en jubilaciones y pensiones un 0,4% del PBI; con las transferencias corrientes a provincias se ajusta un 0,5% del PBI; con subsidios económicos 0,7% del PBI; con gastos de capital (obras) 0,7% del PBI; con programas sociales con intermediarios 0,4% del PBI; y con gastos de funcionamiento y otros, 0,5% del PBI. Los programas sociales sin intermediarios, en tanto, implican un -0,3% del PBI, o sea un aumento del gasto (restan al ahorro).

En total, el recorte es de 2,9% del PBI en gastos. O sea, sumando los 2,2 puntos del PBI en mayores ingresos y los 2,9 puntos del PBI proyectados en menores gastos, arroja 5,1 puntos del PBI en ajuste fiscal, lo que equivale aproximadamente a recortar a cero no solo el déficit primario, sino también el actual déficit financiero heredado de A. Fernández.

Y acá va nuestra observación principal, ni el mercado ni el FMI exigen un recorte fiscal tan fuerte, excesivamente recesivo a corto plazo, con un sacrificio demasiado elevado para la gente, incluida la enorme masa de votantes de LLA. Con 3 puntos del PBI basta y sobra para arrancar el ajuste, para dar la señal fiscal al mercado.

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En síntesis, creemos el gobierno de Milei se dará cuenta del excesivo sacrificio y probablemente vaya regulando el ajuste con el ejecutado del presupuesto, en vistas a no ver hundir tanto la actividad económica en el primer semestre de 2024. De lo contrario se corre el riesgo no solo de una excesiva paralización de la actividad productiva, sino de que muchas provincias deban recurrir a las cuasi-monedas para no caer en déficit fiscales nocivos. Resumiendo: dirección correcta, pero sacrificio fiscal excesivo.

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