María Teresa Barbera revela en un libro su receta más secreta y pública, a la vez

Verano antes de la pandemia, parque San Martín de Mendoza. Una pareja de personas mayores, rodeados de gente de diversas edades, hablaba animadamente y acompañaba las afirmaciones e interrupciones con ademanes, mientras llegaban a la mesa del local gastronómico La Fuente del Parque, platos para unos y otros que ayudaban a repartir en la extensa mesa del mediodía de fin de semana. La gente se arrimaba a saludar y obligaba principalmente a una mujer, la mayor de los presentes, a interrumpir el ritual de la sobremesa para saludar y posar en alguna selfie. La conocían de la tele o de la historia o de los comentarios o de sus recetas o de sus restaurantes o de sus afirmaciones políticas contundentes y polémicas. Unos niños que estaban allí miraban con curiosidad. María Teresa Barbera se paró y fue hacia ellos. "Hagámonos una foto. No, no somos ricos pero somos famosos". Convocó a la tribu y todos posaron para la foto.

La cocinera más famosa de Mendoza es capaz de generar movimientos a su alrededor, pero nunca en soledad. Junto a su compañero Fracesco se los podrá ver en tumulto en La Marchiggiana, Nipoti, Bosco, Gio, en agitadas charlas acompañadas con pasta y regadas de buen vino, como antes sucedió una y mil veces, a lo largo del paso de los años en Vecchia Roma, Via Veneto, Della Nonna Fernanda, La Strada de Sole, Chase Manhattan Bar o Las Pastas.

Y es allí en donde está escrita la principal receta de María Teresa Corradini de Barbera: la familia activa y dialogante. Como tal, no exenta de momentos de penurias ni de alegrías. Pero básicamente, un recorrido histórico elaborando alimentos y esperando la respuesta satisfactoria del comensal.

Todo eso acaba de ser rebelado en un libro, "Aromas de vida", editado por Inca a instancias de una de las hijas, Beatriz, con diseño de Fabiola Prulletti, fotografía de Carlos Calise, corrección de Analía Andrades y cuidado de Jaime Correas.

Distinción para María Teresa Corradini de Barbera 

Es un libro de historia, que empieza en Italia y termina con toda la familia activa alrededor de las actividades gastronómicas. Allí puede repasarse, en primera persona, el relato de María Teresa (tal como ya se le conoce popularmente, sin necesidad de hacer mención a "la marca" del apellido que la y los identifica), en el que no faltan las emociones.

Es una cronología de la historia familiar hacia arriba y hacia abajo en el árbol genealógico, ilustrada con documentación de altísimo valor testimonial y en el que podría utilizarse como metáfora adecuada para describir el trayecto completo: los ingredientes, el leudado y el amasado de lo que daría como resultado una pasta de la que finalmente, hoy hablan todos: los Barbera.

Aquí vale la pena detenerse para mirar en contexto y no solo en perspectiva: muchas familias fundadoras de empresas se han visto deterioradas en la integridad como tales a causa de compartir la actividad comercial o bien, vieron sucumbir sus proyectos, dilapidados por nuevas generaciones que no quisieron, supieron o pudieron sostener la actividad.

Y aquí -y no es spoilear el libro, ya que la evidencia está a simple vista- el final es diferente y radica allí otra lección, más allá de cualquier receta que se pueda esperar para elaborar tal o cual comida. 

Podría plantearse una hipótesis sobre "el caso": no se actúa por herencia, sino por una pasión que pasa intacta o multiplicada, de una generación a otra.

Por eso, ante la primera pregunta que surge frente a la posibilidad de tener en las manos "Aromas de vida", el libro de María Teresa Corradini de Barbera, la pregunta siempre pasa por si se trata de un listado de recetas. Y la respuesta podría ser que sí, aunque no haya en 128 páginas una sola indicación sobre como elaborar tal o cual plato.