Lacoste, Chile encendido y un tamaño que sí importa: el de la concentración económica

El historiador Pablo Lacoste habló con Memo. Consultado por los chilenos sobre su propia crisis, el argentino ofrece su mirada a vuelo de cóndor sobre el funcionamiento de la economía, con la amplitud que le da sus estudios sobre la historia productiva de Chile y Argentina.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

El historiador Pablo Lacoste conoce bien la sociedad chilena. Trabaja en la Universidad de Santiago de Chile, una de las más tradicionales de la capital trasandina, y tiene una visión clara del origen de la crisis que enfrenta el vecino país. Es argentino, de Mendoza, per desde hace años transita los espacios académicos de Santiago y ha conseguido su lugar en el mundo de los analistas detrás de la cordillera, con sus columnas, requeridas por los principales diarios de Chile, por ejemplo, y sus investigaciones en torno a la historia de la vitivinicultura, que ya son parte de varios libros.

Lacoste.

En conversación con Memo, se animó a proponer soluciones para el problema de fondo que motiva los reclamos de los chilenos que se manifiestan en las calles de todo el vecino país.

A la hora del análisis, dijo que "Chile comparte muchos problemas sociales en común con el resto de América Latina". En ese sentido, explicó que debajo de todos los buenos resultados macroeconómicos hay un problema serio que son las desigualdades sociales. Explicó que existe hegemonía de grandes empresa oligopólicas que generan trabajo con muy buenos sueldos para unos pocos y sueldos muy bajos para la mayoría.

"Hemos estado elaborando una propuesta de solución, pero no pasa por el Estado", manifestó Lacoste. En ese sentido, dijo que "no se puede por decreto decir que va a subir los sueldos o el gasto público para que todo mejore. Sería pan para hoy y hambre para mañana porque después viene la inflación y te licua todo".

Considerando esa situación, para Lacoste la solución consiste en que "el Estado modifique el campo de juego donde tienen que competir las grandes empresas oligopólicas con las pymes". De acuerdo a su análisis, el estado en América Latina privilegia a las grandes empresas y castiga a las pymes, por lo que la solución está en cambiar esa tónica.

"En los países desarrollados el centro del interés son las pymes y no las grandes empresas, entonces equilibran la balanza con una serie de normas", argumentó el historiador.

A modo de ejemplo, en el campo del comercio y producción de alimentos y bebidas dijo que el actual sistema que rige en Chile y otros lugares de Latinoamérica privilegia la presencia de shopping y grandes supermercados en los grandes centros urbanos, lo que termina por destruir muchas pequeñas Pymes y concentra todo en la mano de un dueño muy rico.

Con este esquema, dijo que "los grandes centros comerciales negocian con los grandes actores de la industria agroalimentaria y se priorizan grandes marcas y grandes volúmenes, lo que termina postergando a las pymes.

A modo de propuesta, manifestó que "cuando se prohíben en el centro de la ciudades los grandes centros comerciales o grandes supermercados florece el almacén de barrio que no negocia con los grandes volúmenes de la industria agroalimentaria, sino que busca en sus pares y tiene efecto multiplicador en muchos sectores de la cadena productiva".

Hablando de esta concentración y del caso del vino, Lacoste destacó que tiene una gran concentración y en Argentina el 52% de las botellas que se venden pertenecen a tres grandes empresas. En el caso de Chile la concentración llega al 90% porque las cadenas arreglan con las grandes fábricas de vino.

Para el historiador, una solución más de fondo es salir de economía de enclaves para ir a una de pymes y encadenamiento productivo.

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