En números: por qué Mendoza es una provincia petrolera con vino

De forma directa, la actividad petrolera supera ampliamente a la vitivinícola en lo que aportan al Producto Bruto Geográfico. De todas maneras, en los últimos años, se produjo una caída en hidrocarburos y un incremento en el vino.

Históricamente, Mendoza ha evitado la imagen de una provincia petrolera, como Neuquén, Chubut o Santa Cruz. En su lugar, se prefirió destacar la tradición vitivinícola, estrategia que ha dado buenos resultados en relación al turismo. Sin embargo, más allá de todos los matices históricos y culturales, desde hace décadas que los hidrocarburos son lo que más valor agregado genera en la provincia. Basta con comparar cuánto aporta el petróleo y gas natural al Producto Bruto Geográfico de Mendoza y cuánto la vitivinicultura.

Al promediar el PBG desde 2008 hasta 2018 (aún resta que el Ministerio de Hacienda y la DEIE hagan oficiales las cifras de 2019), la producción de hidrocarburos ha generado un valor agregado de 1.008,09 millones de pesos constantes de 1993 (denominación que permite comparar distintos periodos más allá de la inflación), lo que representa el 7,43% del PBG promedio de los últimos 10 años (13.556,54 millones). Por su parte, la actividad vitivinícola, según datos oficiales, aportó un promedio de 475,63 millones de pesos, apenas un 3,5% del PBG.

La diferencia se mantiene incluso si se suman rubros vinculados. Por ejemplo: si a la producción de petróleo y gas se le agregan "servicios conexos" y "refinerías y petroquímica", la actividad hidrocarburífera representaría el 14,36% del Producto Bruto Geográfico de Mendoza; mientras que si a "vitivinicultura" se le suma "elaboración de bebidas", alcanzaría el 9,85% del PBG. En otras palabras, incluso sumando bebidas que exceden a los vinos, la diferencia a favor del petróleo y gas se mantiene.

Sin embargo, más allá de este panorama estructural, en los últimos años se ha producido una merma persistente en la producción de petróleo y gas, mientras que en 2017, 2018 y también en 2019 (así lo sugieren los datos preliminares) la vitivinicultura incrementó su participación en el PBG, sin contar la elaboración de bebidas, que también tuvo un salto en ese mismo periodo. Basta con graficar la evolución de los rubros "petróleo y gas" y "vitivinicultura" para apreciar esta realidad.

En verde, "petróleo y gas". En morado, "vitivinicultura".

Si bien en cierta medida la comparación es arbitraria, ya que se podrían sumar otros rubros vinculados a unos y otros que tienen incidencia en el Producto Bruto Geográfico, como comercialización de combustibles o turismo y gastronomía, queda claro que la matriz productiva de Mendoza pasa más por los hidrocarburos que por el vino, sin contar las regalías que sustentan gran parte del gasto público del Estado.

Una economía estancada

El Producto Bruto Geográfico expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de una provincia. Para realizar la misma medición a nivel países, se utiliza el Producto Bruto Interno (PBI). Sobre esto, hay una regla que indica que el PBI de una nación debería crecer a un ritmo de, al menos, 3% al año. Si se traslada esa regla al PBG de Mendoza, se está muy lejos de esa meta.

Desde 2008 hasta 2018, hubo años con incremento del PBG y otros, con caídas. Curiosamente, en 2015, cuando el PBG dio un salto del 3,66%, la provincia atravesó la peor crisis financiera de la década, sin tener capacidad de pagar sueldos en tiempo y forma. Concretamente, si se toman ambos extremos (2008 y 2018), se puede concluir que el Producto Bruto Geográfico de Mendoza creció a un ritmo de 0,47% anual, muy por debajo de lo aceptable.

En pesos corrientes de 2018, el último PBG medido de Mendoza fue de 396.248 millones de pesos. Estos son los recursos económicos genuinos que produce la economía, sin contar la asistencia por coparticipación y otros fondos nacionales. Si se divide toda esa ganancia por la cantidad de habitantes (se estima que en 2018 eran 1.949.293 personas), a cada mendocino le hubiesen correspondido 203.277 pesos en 2018, unos 16.939 pesos mensuales.

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