Cuando salgamos, probablemente ya no exista el dinero en efectivo

Más un deseo en Argentina que una realidad palpable, el mundo va hacia el fin del dinero en mano. La crisis global por la pandemia de covid-19 acelera los tiempos. Cuando empezó, China ya se manejaba completamente en forma digital.

Los tiempos dan cuenta de una necesidad a la que tendrá que adaptarse toda aquella gente que aun no lo hace: no usar más dinero en efectivo. China lo hace desde hace años. Allí, nadie va con billetes en el bolsillo o la billetera a ningún lado, sólo con el celular, como casi todos en Argentina, pero menos porfiados. Es que en ese país el Gobierno lo decide todo sin permitir la discusión. Una dictadura comunista con un capitalismo administrado por la conducción del partido gobernante dice A y es A, sin derecho ni a B ni mucho menos a Z. Hasta las limosnas se dan por WeChat, su sitio mutiptopósito: monedero, Facebook, Instagram, WhatsApp, todo en una sola red.

En el resto del mundo tardará en suceder, pero los expertos coinciden en que la situación generada por la pandemia de covid-19 germina la posibilidad de que el resto entienda la virtualidad de toda transacción comercial.

En Argentina la situación podrá demorar o acelerarse: solo resta ver si el Gobierno sigue haciendo caso omiso a la tendencia o si lidera un cambio. De todos modos, los diez primeros días de cuarentena representan un elemento de prueba los argentinos fuimos a los cajeros y sacamos 90 millones de pesos solo en ese lapso de tiempo. Mejor -se pensó- manejarse en efectivo. Lo mismo ocurrió con los plazos fijos: el que pudo lo sacó y prefirió confinarse con liquidez para sustentar un encierro con disponibilidad de fondos al alcance físico de la mano.

Miedo al dinero

Primero fue el miedo a que el dinero transmitiera el virus, pero luego lo fue la imposibilidad de conseguirlo en forma física.

Se difundió por diversos canales que el dinero en efectivo era uno de los principales catalizadores de la propagación, lo que provocó el rechazo de una parte de la población al uso de los billetes y las monedas (un rechazo que parece no haber concluido).

Los bancos centrales y la Organización Mundial de la Salud (OMS) salieron a desmentir este hecho con ciertas dudas, pidiendo que se mantuviera su uso con medidas de precaución como lavar las manos tras tocar billetes y monedas. La OMS, por ejemplo, sólo ha recomendado lavarse las manos después de usarlo si se van a consumir alimentos, mientras que el Banco de España asegura que la probabilidad de contagio a través de los billetes, en comparación con otras superficies, es muy baja. Por ejemplo, el Banco de Canadá ha pedido por favor a los comerciantes que vuelvan a admitir los pagos en efectivo.

Sin embargo, el daño parece estar hecho. No se puede negar que el dinero es otro conductor del coronavirus que presenta el mismo riesgo que tocar cualquier superficie común "como un pasamanos en el metro o un pomo", explicaban desde el Banco de Inglaterra. El uso del dinero en efectivo también podría reducirse. Este tipo de dinero es una vía de transmisión de bacterias, hasta 26.000 por billete, según un estudio de la Universidad de Oxford recogido por la agencia Efe.

El banco, en todos lados

Así, la banca 'ubicua', que integra todo tipo de dispositivos tecnológicos, promoverá el pago digital entre los clientes financieros y acercará el fin del dinero físico, así como el desuso de las tarjetas de crédito y débito, según expertos.

Estas innovaciones combinan el desarrollo del Internet de las cosas -IoT, por sus siglas en inglés-, que permite que los dispositivos estén conectados a la red, así como los avances en biometría, que permiten al consumidor identificarse mediante una huella dactilar, la voz o el reconocimiento facial.

En un reciente encuentro, los ponentes explicaron que la irrupción de esta banca, que se aplicará en "todas" las entidades, se debe a que el cliente actual tiene un perfil "completamente" digital.

En este sentido, apuntan que los consumidores recurrirán a la cadena de bloques o tecnología 'blockchain', que engloba el entorno de las divisas virtuales y está construida sobre bases de datos distribuidas, para gestionar la identidad digital u online.

Los expertos consideran que las prestaciones de la banca ubicua proporcionan a los usuarios unos servicios "más cómodos y más seguros", ya que permite a los consumidores pagar a través del reloj, el llavero o la pulsera, motivo por el que esta innovación ha tenido una "buena" acogida entre los clientes.

En este sentido, consideran que estas aplicaciones tecnológicas abren nuevas "vías" para el dinero digital, pero advierten de que innovaciones como el internet de las cosas digitalizan todo el proceso financiero, lo que supone una exposición mayor del sector ante los ciberataques.

No obstante, la "solución" de la ciberseguridad estará "más reforzada" con las tecnologías biométricas, ya que el propio usuario se identificará mediante unas mediciones biológicas que son más "difíciles" de robar y "hackear" que las combinaciones alfanuméricas o contraseñas.

Este sistema dará paso a experiencias con "mayor rapidez y sencillez" al permitir a los clientes que abran una cuenta bancaria con el móvil a través de una fotografía y, a la misma vez, que realicen una videollamada, aseguran.

Además, otro de los dispositivos que incluye la banca "ubicua" son los "chatbots", robots capaces de simular una conversación con una persona, una de las prestaciones que ofrecen las entidades para interactuar con los usuarios.

Por necesidad o como reacción, lo que viene es aprender a manejarse sin efectivo. Y el hombre, el ser humano, es un "animal de costumbres" que primero probablemente lo rechazará, y luego pedirá ayuda rápidamente para no quedar fuera del sistema.

Informes de El Economista, El País, EFE, Télam, Infobae e información propia de Memo

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