Los que saben: Algunos rastros de las ideologías intangibles en la educación

Isabel Bohorquez vuelve sobre el bucle del sistema educativo, que no educa o no permite aprender.

Isabel Bohorquez

Me gusta hablar con los que saben.

Esas personas que realmente están al tanto de lo que sucede y que están comprometidas para que todo sea para bien. Sin intereses mezquinos ni bifurcaciones.

Cuento tres ejemplos reales que describen lo que quiero plantear:

Primer ejemplo: una docente jubilada cuyo nieto cursa cuarto grado de nivel primario, hijo único, muy estimulado, colegio privado, clase media, grupo familiar responsable y comprometido con la educación del niño. Me dice: "No lee de corrido y recién ahora están aprendiendo las tablas de multiplicar". Es más larga la conversación, pero destaco esta expresión... que ya dice mucho.

Segundo ejemplo: una docente, exdirectora de escuela, etc., cuya sobrina nieta cursa sexto grado de nivel primario, abanderada, colegio privado de un pueblo, niña muy responsable y acompañada por sus padres. Me dice: "Me llama mi sobrina para consultarme por un examen que rindió la nena y que luego en su casa se pusieron a revisar y nadie pudo resolver las consignas...yo le respondí, fíjate que están mal planteadas las consignas y ella me respondió, ¡ay, tía!, no sabes que alivio me da que me digas eso, ya no sabíamos qué pensar". Igualmente, esta conversación es más extensa...

Tercer ejemplo: una mujer (no docente) cuya hija cursa sexto grado de nivel primario, familia comprometida, la niña es una estudiante responsable y con excelente desempeño, colegio privado, clase media. Me dice: "hay tareas que los chicos no hay forma de que hagan solos, incluso se complica si hay alguien adulto acompañándolos. El otro día estábamos viendo (y era para una prueba, además) el tema de la nutrición y en el manual de ciencias figura que una de las funciones de la nutrición es la excretora y mi hija debía averiguar cuáles eran las otras (¿?). Yo me puse a googlear porque no me daba cuenta de cuáles eran las otras funciones y en el manual no decía nada". Nuevamente, este es un fragmento de la conversación y además les comparto captura de pantalla de la actividad del manual de reconocida penetración en el sistema educativo.

¿Por qué me fío de los que saben? En este caso debería decir de las que saben, ya que los ejemplos refieren a tres mujeres y si tenemos en cuenta un estudio reciente de UNICEF[1], es así; son las mujeres, las madres, abuelas, etc., las que en un 70% de los casos se ocupan de las tareas escolares de los niños. Especialmente, en los hogares de clase media y pobre. Todo un dato.

¿Qué nos dicen estos ejemplos que son representativos de un sinfín de situaciones cotidianas, en donde los niños deben resolver en el interior de sus hogares -con los recursos que sea- aquellos aprendizajes que idealmente podrían construir en sus escuelas?

¿Y qué nos reflejan respecto al nivel educativo que alcanzan, en cuanto a las herramientas y competencias que los mismos niños pueden expresar a partir de su escolarización?

Según la mirada de muchos de los padres, familiares y cercanos a los niños que acompañan el proceso educativo, la realidad cotidiana está impregnada de situaciones donde las tareas para el hogar abruman mientras que en el aula se hace menos o se aprende poco; las propuestas curriculares editoriales plantean una banalización de los contenidos, restringidos a una descripción somera y con un énfasis en las preguntas más que en el desarrollo conceptual, cuestión que luego se refleja en las actividades áulicas y en los dispositivos de evaluación.

Todo sugiere una frivolización de los conocimientos so pretexto de una estimulación de los propios procesos reflexivos que parecen muy difíciles de alcanzar si planteamos poco para aportarles. Poco para leer, poco para investigar, poco para pensar.

En algún momento, en Argentina, decidimos que enseñar menos contenidos curriculares, profundizar menos o exigir menos era parte de una propuesta democratizadora e inclusiva.

La paradoja de esta sábana corta es que los que más tienen y más pueden siguen llevando la ventaja. Y las franjas sociales que quedan en el medio o por debajo, tienen que hacer un esfuerzo descomunal para que sus hijos alcancen una educación de calidad.

Permanecer dentro de la escuela es un logro indispensable, pero aprender lo es más aún. No alcanza con "estar dentro de la escuela", podemos discutir cada caso y cada biografía individual, pero el slogan ideológico de que la inclusión educativa se basa en que estén todos y que el docente se las arregle como pueda o que con tal de que estén todos, que aprendan menos ha sido una de las causas de deterioro del sistema educativo.

Y en esto, han acompañado las definiciones tanto legislativas como ejecutivas, así como las propuestas editoriales y todos los actores intervinientes en lo referido al modo de concebir la vida en la escuela. Hay muchos responsables en este proceso.

Pronto se van a cumplir cuarenta años del congreso pedagógico de 1985.

Desde entonces, nos venimos diciendo en el ámbito educativo

-que la pedagogía debe ser adecuada al sujeto que aprende;

-que debemos encontrar las maneras (métodos y herramientas) oportunas de enseñar;

-que las destrezas memorísticas no deben ser el fuerte de todo aprendizaje, sino la reflexión y la curiosidad como motor de toda exploración y resolución de problemas desafiantes;

-que la tolerancia y la aceptación del otro deben ser los ejes de la convivencia escolar, esenciales para la formación ciudadana;

-que la inclusión debe superar todas las barreras y que por lo tanto la escuela debe ser una institución abierta y comprensiva de todas las situaciones vitales que atraviesen los alumnos;

-que las escuelas deben ser un puente tecnológico y de futuro que les abra las puertas a los alumnos para que ellos sean los protagonistas de su propio destino...

Realmente creo que tuvimos un buen horizonte.

El problema fundamental de nuestra sociedad argentina es que no hemos cumplido con nada -o muy poco- de lo que nos propusimos. Ya que a cada una de esas intenciones hay que dotarlas de sustancia y de instrumentos para que sean materializadas. Y evaluarlas y afrontar los resultados.

Pasaron las décadas y se fueron sucediendo los gobiernos sin mayores éxitos que el de disminuir nuestra capacidad de enseñar y de aprender al mínimo.

Quizá haya quienes piensen que esto puede ser fruto de un descuido o culpen a un par de personajes en particular.

Yo opto por afirmar que es consecuencia de un modo de concebir ideológicamente la educación y la vida en sociedad. Y que ése es un debate que debemos darnos urgentemente, sin miedo a discutir si es o no es adoctrinamiento. Sin mezquindades, porque son nuestra infancia y nuestra juventud la que hoy está en nuestras manos.

Por eso, yo me fío tanto de los y de las que saben....

Me afirmo en Octavio Paz pensando en la mirada de aquellos que saben:

"Tus ojos son la patria

del relámpago y de la lágrima,

silencio que habla,

tempestades sin viento,

mar sin olas, pájaros presos,

doradas fieras adormecidas,

topacios impíos como la verdad,

otoño en un claro del bosque

en donde la luz canta en el hombro

de un árbol y son pájaros todas las hojas,

playa que la mañana

encuentra constelada de ojos,

cesta de frutos de fuego,

mentira que alimenta,

espejos de este mundo,

puertas del más allá,

pulsación tranquila del mar a mediodía,

absoluto que parpadea, páramo"

¿Estaremos dispuestos a discutir la educación en Argentina desde esa mirada?



[1] file:///C:/Users/Admin/Downloads/Participaci%C3%B3n%20de%20las%20familias%20en%20el%20cuidado%20y%20la%20educaci%C3%B3n%20en%20la%20primera%20infancia.pdf

Esta nota habla de:
¿Quién se posiciona mejor desde ahora para suceder a Cornejo desde su partido?